Capitulo 37.

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Matt.

No ha dicho lo que creo que ha dicho, no, no puede ser que mamá no sea mi madre, ella siempre me ha contado todo, como fue el embarazo, como lo pasó al darme a luz, todo. Es imposible que mi madre no sea mi madre.

Le eché una mirada a Alison, y ella me respondió con una mirada de preocupación, tenía cara de asombro pero a la misma vez tenía en su rostro una expresión de culpa. Conocía demasiado bien a Al para saber que algo malo estaba pasando.

Mi respiración era agitada y Alan se estaba dando cuenta, cada vez iba alejándose más de mí, con miedo a mi respuesta, a mi forma de actuar, Alison, en cambio, se acercó a mí y me susurro apretando con fuerza mi brazo:

-Matt, vamos, tranquilízate.

Alison me pidió que me sentara, ella fue a hablar con Alan y al cabo de unos minutos el decidió irse, con la cabeza agachada y dando un portazo. Conociendo a Alison seguro que le había conseguido convencer para que se fuera y me dejara solo. En realidad era lo que necesitaba, no terminaba de digerir este día.

Alison se sentó a mi lado, mirándome fijamente con esos maravillosos ojos marrones, comprensiva y a la misma vez con un tono de tristeza en su mirada.

No entendía porque me miraba así, ella debería estar igual de confundida que yo. ¿O no?

-Alison, sabes más que yo ¿verdad?

Ella titubeó un segundo, con miedo de mi reacción, yo la miraba expectante, esperando una respuesta.

Por fin se decidió a hablar.

-Matt, te lo explicare todo, pero tienes que oír todo lo que tengo que decir, y por favor, no te enfades ni armes un espectáculo, espera a que termine de hablar y después puedes decir lo que quieras. Joder, me siento fatal Matt, esto no tenía que haber pasado, no hoy, el día en el que pierdes a la mujer más importante de tu vida. –Comenzó a sollozar, yo le puse la mano encima de la suya, alentándola a continuar.-Veras Matt, ¿recuerdas la carta que nos dejó tu madre a ti y a mí?- Yo asentí.

Ella siguió con su explicación, me contó todo. Mientras yo la oía, mas iba enfadándome, con todos, con mi madre por no contarme la verdad, por haber esperado al último momento de su vida para confesarlo todo, por contárselo a Alison, no es que me molestara que se lo hubiera confiado, pero yo era su hijo, no biológico, pero lo era, ella me había criado desde pequeño, éramos ella y yo, nadie más, y le contó ese secreto a ella.

También estaba enfadado con Alison, por esperar a contármelo, no contármelo nada más recibir esa carta, nada más leerla. Por esperar a que ese desgraciado de Alan haya venido a contármelo. Por no tener el valor suficiente.

Conmigo mismo, con el que más enfadado estaba era conmigo, por no haberme dado cuenta de todo. Por eso muchas veces mi madre contaba diferentes versiones de mi nacimiento, de cómo había pasado ese tiempo. Por no haberle preguntado. Me odiaba en esos momentos. Mis verdaderos padres me habían abandonado. Me habían dejado tirado como una puta colilla, no podía ser verdad. Ni si quiera la persona que me había dado la vida me quería. No había nada más rastrero que eso.

Pasaron unos minutos desde que Alison había terminado de contarme su historia. Pero yo no hablaba, únicamente pensaba, estaba perdido en mis pensamientos. Al me apretó la mano y yo la aparte rápidamente, me levante sin decir ninguna palabra y la deje ahí sola, sentada en el sofá y mirándome con la misma cara de lástima que cuando mira a un cachorrito abandonado en la calle.

Alison.

Se había ido, me había dejado ahí sola, esperando algo, una respuesta, una mirada, algo. Y sin embargo, desapareció, subió a su habitación con la cabeza gacha. No lo culpaba, pues si yo me hubiera enterado de todo eso el día que mi madre muere, me habría comportado igual o peor que él.

No podía dejar de sentirme culpable. Por todo lo que había pasado. Por cómo se había enterado Matt, si no hubiera llegado Alan, yo se lo habría explicado todo tranquilamente y seguro que él me habría entendido. Pues estoy segura de que él hubiera hecho lo mismo por protegerme a mí. Y sin embargo, el tipo llega y lo rompe todo. Todos los adelantos que habíamos hecho, todo, a la mierda por culpa de ese hombre.

No sé cómo fui capaz de convencerlo para que saliera de allí, sabia como era Matt cuando estaba enfadado, y sabía que no iba a estar tranquilo mucho tiempo con Alan allí, si no se hubiera ido probablemente se habría levantado del sofá y le habría propinado un puñetazo en toda la cara, lo conocía más que a nadie. Y sinceramente, ese puñetazo habría sido más que merecido. Pero tampoco quería que después del día tan duro que llevaba acabara así. A duras penas Alan había salido de casa no sin antes prometerme que volvería a hablar con su hijo, no podía evitar que la bilis me subiera por la garganta cada vez que lo oía pronunciar esa palabra. No se merecía el título de padre de Matt, Amber era su madre, y también su padre. Aunque no de la misma sangre se lo había demostrado todo el tiempo que pasaron juntos.

Oí unos pasos por la escalera y me levante corriendo del sofá. Vi a Matt cambiado de ropa, llevaba unos pantalones vaqueros rotos y una chaqueta de cuero y sus viejas botas desgastadas.

-Matt, ¿vas a salir?

Él me miró a los ojos con una expresión sin ninguna clase de emoción, me miro a los ojos únicamente dos segundos. Sabía que debía sentirse muy mal.

-Sí, he quedado con una vieja amiga.

Y dicho esto salió de casa sin esperar respuesta mía y dejándome sola, otra vez, sentada en el sofá y con lágrimas en los ojos.

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