Capitulo 28.

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Alison.

El avión aterrizó antes de lo que a mí me hubiera gustado. El viaje se me había pasado demasiado rápido. Tal vez fue porque no paraba de pensar en todo. En Matt, en Amber. En mi familia. En la reacción de mi padre al verme. Pasé medio viaje llorando. Con tan solo recordar los ojos de Matt al despedirse de mí. Habían perdido su alegría, la alegría que había tenido conmigo.

La voz de la azafata resonó por mis oídos. Era la hora de bajar. Antes de irme había llamado para pedir un taxi que me llevara directa a casa. Dejaría mis cosas y me iría para el hospital.

Cuando salí del aeropuerto, ahí estaba el taxi, esperándome. Dejé mis cosas en el maletero y me subí, le dije mi dirección con voz temblorosa y me llevó hasta ahí.

Llegamos a mi casa, el taxista me ayudó a bajar la maleta. Mi casa estaba igual, tal y como la recordaba. Me temblaban las piernas cuando cogí mis cosas y comencé a andar hacia la puerta principal. Llamé con las manos temblorosas y espere a que alguien me abriera. Pero nadie abrió. Supuse que estarían en el hospital. Así qué fui hasta la puerta de atrás. Ahí siempre teníamos escondida la llave de repuesto debajo del felpudo. Entraría por ahí. Y así fue, la llave estaba justo debajo del felpudo, como antes de desaparecer. Abrí la puerta y volví a dejar la llave donde estaba.

Subí corriendo a mi cuarto, no quería pararme a mirar mi casa, tenía que ir a ver a mama; era lo que más me importaba en esos momentos.

Al llegar a la planta de arriba me detuve a contemplar, nada había cambiado. Parecía que no había pasado tiempo desde que no estoy ahí. Pero habían pasado casi dos meses. Una tristeza enorme invadió mi cuerpo. Pasé a la que era mi habitación. Y al igual que toda la casa, no había cambiado nada. La cama estaba ligeramente arrugada, me había sentado en la cama para ponerme las converse blancas y no la había estirado. Había una chaqueta colgada en la silla y tenía el ordenador abierto encima de mi mesa de estudio. Recordé que había estado mirando vestidos para mi cumpleaños. Miré en los cajones de la mesa y encontré mi IPhone. No había desaparecido. Recordé que cómo solo tenía que ir a la tienda que estaba a una manzana de casa lo dejé en mi cuarto. Lo puse a cargar y lo encendí. Comenzaron a llegarme mensajes y llamadas de mis padres, de mis amigas, de Jack incluso. Lo ignore todo y me concentre en una única cosa. Marcar a Matt.

Después de tres tonos pude oír su voz.

-¿Diga?- Él no tenía mi número de teléfono guardado. Su voz sonaba distinta, más triste.

-¿Matt?

-¡Al! ¿Eres tú enserio?- Preguntó con un toque de alegría en su tono.

-Pues claro, ¿quién sí no?

-¿Qué tal el viaje? ¿Estás en tu casa? ¿Has visto a tus padres? ¿Y este número?

-Bien. Sí. Todavía no, pero iré al hospital ahora. Y, este número es el mío, he encontrado el móvil en mi cuarto. –Le respondí a cada una de sus preguntas.

-Vale, vale, me queda todo claro. Te echo mucho de menos Al. La casa esta vacía sin ti.

-Matt...-Mi voz comenzó a romperse.- Eres lo mejor que me ha pasado de verdad. Ahora cuando vaya a ver a mis padres, hablaré con papá y le contaré todo. Bueno, mi historia, no te preocupes. Espero que todo salga bien. Ahora tengo que colgar Matt. Apunta mi número. Y acuérdate de enviarme las fotos que nos hicimos. Te iré llamando Matt, lo prometo. Te quiero.

-Apuntare este número, no te preocupes. Estate tranquila y ahora piensa que vas a volver a ver a tu familia y a tus amigas. Eso es lo que te tiene que importar. Y Al...

-¿Si?

-No me olvides. Ahora volverás a ver también a tu ex, y tengo miedo.

-Por eso no te preocupes. Le dejé claro que no quería nada más con él.

Cuidado con lo que eliges.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora