Capitulo 7.

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Alison.

Abrí los ojos poco a poco, me dolía a rabiar la cabeza pero no sabía por qué. Pensé que debería de estar en casa y que todo lo de Matt había sido un sueño horrible.

Pero todas mis ilusiones se fueron cuando me encontré en una cama que no era la mía, en una habitación que no era la mía, y con un chico a mi lado que yo no conocía de nada.

Fueron llegando imágenes a mi cabeza. La ventana rota, la altura que había desde donde estaba metida a la calle, el sonido de la pequeña silla de madera en la que estaba subida rompiéndose. Poco a poco lo recordé bien, la silla cedió y yo caí al suelo, golpeándome la cabeza, de ahí el gran charco de sangre a mi alrededor y el insufrible dolor de cabeza que tenía.
Mire a Matt que estaba dormido a mi lado.

Tosí para ver si se despertaba.

-Oh, ya veo que te has despertado. ¿Cómo estás?

-Bien... creo.

-Alison, ¿Por qué hiciste eso? Has podido morir si no hubiera llegado a tiempo- Vi que en sus ojos se reflejaba un ápice de preocupación.

Ay no, pensaba que había intentado quitarme la vida, rápidamente le expliqué lo que había pasado y la preocupación que se veía en sus ojos desapareció.

-Me has dado un susto de muerte. Cuando subí a hablar contigo iba a decirte que si querías que diéramos una vuelta por Londres. Así tú podrías conocerlo y yo podría explicártelo todo tranquilamente.

No podía creer que la persona a la que más odiaba en esos momentos estuviera diciéndome que nos fuéramos a dar una vuelta por Londres. ¿De verdad pensaba que iba a olvidar que me tenía encerrada y me iba a ir con él? Pero esos ojos... Me rogaban que me fuera con él.

-¿Por qué iba a irme contigo Matt? Tú no tienes ni idea de todo lo que he pensado estos días encerrada, no sabía por qué me tenías ahí. No entendía que te había hecho exactamente yo para que decidieras privarme de mi libertad. Y de repente llegas tú y me cuentas una historia de mi padre que no me creo. Y ahora vienes y me dices que me vaya contigo. Esto es demasiado duro. Nunca me he separado de mi familia. No puedo confiar en ti, e irme a pasear contigo por Londres como si nada pasara cuando me tienes encerrada en un desván.

-Mira Alison, sé que tienes que estar pasándolo mal. La historia que te conté, es verdad, si no te la quieres creer allá tú, pero no tengo porque mentir. Necesito que me ayudes a recaudar el dinero que necesita mi madre. Tú tienes muchísimo dinero. Tus padres están sanos, no sabes lo que es sufrir, ni sabes lo que es estar en la calle buscando trabajo, tu vida está resuelta Alison.

Sentí un nudo en la garganta, tenía razón. No sabía lo que era sufrir ni pasar hambre porque nunca lo había sentido. Siempre había tenido todo lo que quería e incluso más. Sabía que cuando acabara el instituto me iría a estudiar y papá se las arreglaría para conseguirme trabajo donde quisiera.

-Vale, tienes razón. Pero entonces, ¿Por qué me tienes encerrada como si fuera un preso? Si necesitas ayuda para tu madre, podías habérmela pedido y yo le habría pedido el dinero a mi padre.

-Alison tú no lo entiendes. Tengo muchas cosas que explicarte. Que te parece si salimos y conoces Londres, te podré  explicar todo lo que tu necesites saber. 

-De acuerdo, salgamos, pero ¿podrías dejar que me diera una ducha?

-Oh sí, claro. Si quieres voy a comprarte algo de ropa, hay una tienda por aquí cerca. No tardaré. Ven, te acompaño al baño.

Me bajé de la que había sido mi cama estos días, y salí de esa habitación, al salir por la puerta vi un pequeño pasillo con tres puertas, entramos a la segunda puerta.

El baño era pequeño, pero tenía una bañera, Matt me dijo que la llenara y me relajara un poco. No sabía por qué, pero confié en el.

Cuando se fue a por ropa para mí, decidí llenar la bañera, me miré al espejo. Tenía muy mal aspecto, el pelo oscuro lo tenía enmarañado y tenía unas grandes ojeras. Estaba pálida y hasta había adelgazado. La pena se veía en mis ojos. Sabía que iba a volver a casa, así que debía de ayudar a Matt a pagar la operación de su madre.

Al ver que la bañera ya estaba lista me fui metiendo poco a poco, disfrutando de la sensación que el agua caliente producía en mi piel. Nunca habría imaginado que echaría tanto de menos una ducha. En mi casa mi habitación tenia baño. Asique cada vez que quería me daba unos baños de espuma que duraban horas.

Esperaría ahí metida hasta que Matt llegara con mi ropa, me había dicho que la dejaría en la habitación en la que había estado durmiendo, solo tenía que salir y recorrer unos escasos metros. Me prometió que estaría en el piso de abajo así que no me vería.

Me relajé tanto que llegué a quedarme dormida pensando en todos los acontecimientos que habían ocurrido en mi vida en unas escasas semanas.

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