Capitulo 3.

145 26 0
                                    


Alison.

No podía parar de llorar, tenía que haber hecho caso a Jack y haber dejado que él me acompañara, pero no, tenía que irme yo sola para que un idiota me secuestrara, esto es irreal. No me puede estar pasando a mí. Yo que siempre me he portado bien con todo el mundo y nunca me había pasado nada malo.

Mientras me secaba las lágrimas miraba a ese chico, a ese tal Matt, había que admitir que era un chico atractivo, era alto y moreno, tenía unos grandes ojos marrones que asustaban cada vez que me miraba. Cuando su mirada se cruzó con la mía deje de observarle para volver a sumergirme en mis propios pensamientos. Pero su voz me despertó de mis sueños.

-¿No piensas dejar de llorar? Llevas desde que te despertaste llorando y es muy molesto oír las quejas de una niñata como tú, así que deja de llorar ya.

- ¿Me estas amenazando? – Mierda, creo que no tenía que haberle dicho eso.

Me arrepentí al instante al ver que se acercaba a mí con el ceño fruncido y cara de muy pocos amigos, quise echar a correr, pero las piernas no me respondían, se me habían dormido de estar tanto tiempo sentada en el suelo. Se puso en cuclillas, me miró fijamente y dijo:

-Vas a estar mucho tiempo aquí, así que más vale que te vayas acostumbrando a esto.

Y sin decir nada más salió de esa habitación dejándome sola con mis lágrimas y mis pensamientos.

Por una milésima de segundo pensé que me asestaría una bofetada, el miedo se apoderó de todo mi cuerpo, pero cuando lo miré a los ojos vi compasión, vi algo bueno en él. Pero por mucha compasión que sus ojos tuvieran me tenia ahí metida, me había llevado con él a la fuerza y en contra de mi voluntad.

Al cabo de unos veinte minutos apareció por la puerta con una bandeja. Al ver la comida que esta contenía recordé que no había comido nada desde ayer y mi estómago empezó a rugir con fuerza. Solo me faltaba que  empezara a comer delante de mí.

Pero para mi sorpresa no fue así, sino que se acercó a mí y dejo la bandeja en el suelo.

-Come, tendrás hambre.

Miré la bandeja con asco y después lo mire a él, no se equivocaba, me moría de hambre, pero no pensaba comer delante de él para darle esa satisfacción de hacer lo que me mandaba.

-No, no tengo hambre, gracias.

- ¿Estas segura de que no quieres comer? No sabes cuando volverás a comer algo. Deja de ser una orgullosa y come, yo me voy.

Al verle salir por la puerta y asegurarme de que ya se había ido, cogí el vaso de agua que me había dejado y me lo bebí entero, me había dejado aparte del vaso de agua un plato con una hamburguesa , no es que fuera de mis comidas favoritas pero tenía tanta hambre que me la comí. Tras esto dejé el plato en el suelo y volví a sumergirme en mis pensamientos.

Cuidado con lo que eliges.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora