Capitulo 5.

102 21 1
                                    

Alison.

No me podía creer que ese tipo me hubiera llevado a Londres con él, estaba a muchísimos kilómetros de casa, de mi familia. No quería llorar más, no podía dejar que ese chico me siguiera haciendo daño, tenía que ser fuerte, por mí, por mi familia. Él no podía creer que lo estaba pasando mal, aunque en realidad me estaba muriendo por dentro. ¿Cómo podía haber gente como él? Aun no podía entender lo que ganaba teniéndome encerrada. Me lo iba a tener que explicar en algún momento. Llevaba ahí casi una semana, y aun no me había dicho absolutamente nada, solo entraba, me daba algo de comer y ya. Ni si quiera me miraba. Por mucho que odiara admitirlo, había momentos en los que sentía que de verdad se sentía culpable por tenerme ahí encerrada. Me miró con esos ojos tan oscuros y en ellos vi arrepentimiento. Pero era imposible, una persona que lleva a otra en contra de su voluntad a Londres, no puede ser buena persona, ni si quiera aparentarlo. Así que decidí borrar esa imagen de mi cabeza y esperar al momento oportuno para hablar con él.

Y ese momento iba a ser pronto, tenía que plantarle cara a Matt, le iba a pedir explicaciones. Esperé y esperé a ver si se dignaba a aparecer como llevaba haciendo todos los días. Sin embargo no apareció en toda la mañana.

Pero llegó, cuando los últimos rayos del sol se metían por la ventana oí de abrirse la puerta y con ella entraba él. Con la bandeja de comida y el vaso de agua, lo dejó todo a mis pies y se dispuso a marchar. Vamos Al, es el momento de plantarle cara. Pensé. Y así fue.

-O-o-oye...-Dije tartamudeando.

-Vaya, después de tanto tiempo pensaba que no iba a volver a oír tu melodiosa voz- Me contestó este con un toque de sarcasmo en su tono.

-Eh... Ya si, solo quería preguntarte... bueno quería saber si tú podrías...

-Vamos, ve al grano, no tengo todo el día Alison.

-Vale... ¿Me puedes explicar porque me tienes aquí encerrada?

-¿De veras quieres saber eso?- Me preguntó al mismo tiempo que yo asentí.-Bueno, si tantas ganas tienes te lo explicaré. Pero esto no va a ser agradable, vas a enterarte de cosas que no van a gustarte, no es que me importe si lo pasas mal o no, pero yo te voy avisando.

-¿De qué cosas hablas?

-No te adelantes, todo a su tiempo. Verás, llevaba unos meses en tu ciudad, no conocía a nadie, salía muy poco, lo justo para comprar algo para comer y volvía a meterme a mi casa. Pero un día de los que salía conocí a tu padre. El fantástico Dan Collins. – Abrí los ojos impresionada al ver como sabia el nombre completo de mi padre.- Nos conocimos por casualidad mientras hacia las compras semanales. En ese momento me cayó muy bien, empezamos a conversar y yo le conté que no tenía trabajo, y que el dinero que tenía ahorrado ya lo estaba gastando. Así que él me ofreció un puesto de becario en su empresa. Me contó que su empresa era de las más influyentes del país. Asique no me lo pensé ni un momento y acepte. Hasta ahí bien ¿verdad? Pero todo se empezó a complicar cuando empecé en su oficina. Me trataba fatal, peor aún, no tenía nada de compasión por mí. Decía que todo lo que tenía se lo debía a él. Ya que ese trabajo lo tenía gracias a tu padre.- Empecé a notar como por mis mejillas caían unas lágrimas involuntarias. No podía creer que mi padre tratara mal a nadie, era incapaz. – Mira Alison, supongo que para ti eso es imposible, tu padre siempre te da la buena cara. Pero no es así, ¿Sabes porque motivo seguí aguantando las faltas de respeto de tu padre? Por mi madre, ella está enferma y necesita una operación, y yo necesitaba el dinero para pagarla. Así que un día me arme de valor y le pedí el dinero a tu padre, jurando devolverle todo el dinero que me prestara. Y, ¿Sabes cómo reacciono él? Me echo a patadas de allí, ese día estaba un poco bebido, y al oírme decir que necesitaba el dinero me pegó. – No podía oír mas, estaba exhausta, mi padre era incapaz de levantarle la mano a nadie, y tampoco le negaría dinero a alguien que lo necesitara, este chico estaba mintiéndome, lo sabía.

-Por favor, cállate, no sigas diciendo mentiras sobre mi padre. Él nunca le negaría ayuda a quien la necesite, él me ha educado así. Y yo sé que mi padre te daría el dinero si se lo pidieras, no se quién eres ni que quieres en realidad, pero por favor déjame salir de aquí. Si tanto necesitas el dinero, yo te lo daré. Pero no me tengas aquí encerrada.

El me miró con ojos amenazantes y sin decir nada más. Se levantó y de un portazo salió de aquella habitación.

Cuidado con lo que eliges.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora