Capitulo 13.

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Alison.

¡Por fin una cama de verdad!

Llevaba una hora tumbada en la cama, estaba realmente cansada pero no era capaz de dormir. Cada vez que cerraba los ojos recordaba todo lo que había pasado.

¿Matt me había dado un abrazo enserio? Y yo había correspondido a ese abrazo. Un cosquilleo me recorrió el estómago. Pero esto no podía ser. Me sentía mal, pues con mi propio novio no había sentido cosas como las que había sentido con Matt. Por muy mal que lo hubiera pasado estos días atrás. Cada vez que el estaba cerca o me hablaba, o simplemente me miraba, se me pasaba todo. Olvidaba el mundo. Pero hoy, hoy había sentido sus brazos alrededor, su respiración en mi cuello. Y había sido bonito.

Habiamos estado en un restaurante de comida japonesa, y todo parecía normal mientras caminábamos por las calles londinenses, hablamos de todo un poco, me contó que no le gustaba el futbol, preferia el baloncesto. Le gustaba mucho leer, al igual que a mi. Me habló de su madre, los ojos se le iluminaban cuando hablaba de esa señora, y por lo que me contó, parecía una mujer muy buena y linda. Me gustaría conocerla. Tal vez algún dia le preguntara a Matt si quería que fueramos a visitarla.

Oí unos pasos, supuse que era Matt que iria a dormir. Me apetecia hablar con él. No sabía por que pero este chico tenía algo que me enganchaba. No sabía si eran sus ojos negros, o esa sonrisa torcida tan perfecta. O su olor... olía francamente bien. Otra vez ese sentimiento de culpa al pensar que con Jack no me pasaba eso.

¿Se acordaría de mí? Probablemente no. La relación que nosotros teníamos no iba más allá de una amistad. Nos conocíamos de toda la vida. Era más un cliché que amor de verdad. Y el sentiría lo mismo.

Pensé en mis amigas. Sam y Anna, como las extrañaba, eran lo más parecido a hermanas que tenia, yo era hija única, pero ellas siempre se habían comportado conmigo como si fuéramos familia. Éramos inseparables. Noté como una lágrima recorría mi mejilla. Me la aparté y decidí dejar de pensar en cosas que me hicieran daño. Ahora tenía que cumplir con mi promesa de ayudar a Matt, y pronto estaría otra vez con mis amigas.

A la mañana siguiente me desperté porque oí el ruido de la puerta, estaban llamando.

-Adelante. – Dije con la voz aún dormida.

Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. Era Matt que me traía el desayuno, aunque bueno, lo que yo entendía por desayuno era distinto a esto.

Era una bandeja con un zumo de naranja y un café, acompañado de un cruasán. Se lo agradecí con una sonrisa.

-Vaya Matt... esto es... no tengo palabras, gracias.

-Pensé que te gustaría desayunar en la cama, seguro que hace mucho que no tienes un desayuno en condiciones, y aunque entiendo que tus desayunos en tu casa serían mucho más lujosos, espero que te guste.

-Claro que me gusta.

-Bueno, te dejo que desayunes tranquilamente, si quieres ahora vístete y nos vamos de compras. ¿Te apetece?

-Claro que me apetece, tengo muchas ganas.-Sonreí tanto que me dolió, hacía tiempo que no sonreía así.

Y desapareció de mi habitación, bueno, la habitación de invitados, pero él me había dicho que era mía, así que, mi habitación no sonaba tan mal.

Terminé de desayunar y me vestí. Me puse los pantalones negros que me habían comprado Matt, y el jersey rojo. Y de nuevo cogí su chaqueta. Hoy tendría que comprarme una. Me sentía mal llevando su ropa. Pero conservaría su camiseta como pijama. Me gustaba como olía. Olía a Matt.

Cuando acabé, bajé la bandeja y la llevé a la cocina. Matt estaba esperándome en el salón. Me dedicó una sonrisa y me acerqué a él.

Me ofreció el brazo y lo cogí encantada.

-Espero que disfrute del día de compras señorita.- De nuevo esa sonrisa que me encantaba.

-Lo haré señor, no lo dude. –Y salimos por la puerta.

Hacía muchísimo frio, pero duró poco porque cogimos el coche de Matt. No recordaba que tuviera coche, aunque claro, solo habíamos salido una vez.

Nos dirigimos hacia el centro. Matt me iba contando la historia de cada calle por la que pasábamos y era realmente maravilloso. Hablaba como si amara de verdad esa ciudad.

Fuimos a un centro comercial gigante. Pasamos a mil tiendas. Para él las más caras. Pero para mí era algo normal. La costumbre creo.

Me compré varios pantalones de distintos colores, jerséis y camisas, algo de sport para estar por casa. Unos zapatos y unas zapatillas. Ropa interior, tienda a la que por cierto Matt se negó a pasar, me dijo que su experiencia pasada no había sido muy agradable. Me compré también un abrigo, bien calentito para el frio. Y una bufanda, gorro y guantes, en invierno Londres no era un sitio por el que no ir abrigado.

Cuando acabamos de hacer compras Matt estaba agotado pero yo seguía con ganas de ir a tiendas. Según él me había recorrido el centro comercial mil veces, pero había tiendas por las que no había pasado. Le dije que se sentara mientras yo iba a la última tienda. Le prometí que después de esa ya comeríamos, pues había pasados casi 3 horas y ahí ya era la hora de comer.

Pasé a una tienda de maquillaje, me compre lo que necesitaba, la base, el eyeliner, rímel y algún pintalabios.

Cuando salí de la tienda Matt estaba esperándome sentado en el mismo sitio.

Me dijo que la comida la pagaba el, y me dio a elegir.

Vimos un McDonald's enfrente y le dije que quería comer ahí. Él me dejó sentada mientras iba a pedir.

-Vaya, ha sido un día intenso ¿no crees?- Dijo cuando volvió con las bandejas.

-Bueno, para ti sí, pero yo seguiría aquí toda la tarde.

-¿Pero cómo puedes? Esto es inhumano, ninguna persona aguanta 3 horas de compras sin descansar, me arrancaría los pies.

Yo solté una carcajada y él me acompañó.

Después de comer volvimos a casa, el trayecto en el coche fue tranquilo, no hablamos, pero no era un silencio incómodo. Íbamos escuchando la radio cuando salió una de mis canciones favoritas y comencé a cantar, él me miró sonriendo y me acompañó en mi concierto.

Llegamos a casa y me ayudó a bajar las bolsas. Le dije que quería colocar la ropa en el armario y accedió. Dijo que iría a darse una ducha mientras y que cuando yo quisiera le dijera y cenábamos.

Empecé a sacar toda la ropa y a colocarla en el armario. Cuando acabé todo se veía diferente. Me quede mirando el armario embelesada cuando un repiqueteo en la puerta me despertó de mi ensueño.

-¿Se puede?- Dijo Matt.

-Sí, pasa, ahora mismo acabo de terminar con mi trabajo. ¿Qué te parece?

-Que deberías venir y ayudarme a colocar también el mío, es un desastre.

-Matt.

-¿Si?

-Quería darte las gracias por el día de hoy, me lo he pasado muy bien de compras contigo.

-Yo también he disfrutado mucho Al, aunque me hayas intentado matar haciéndome dar vueltas por las tiendas, me ha gustado pasar un día contigo.

Vi cómo iba acercándose a mí, nuestra distancia fue acortándose hasta quedarnos frente a frente, mi respiración se volvió más agitada. Tenerle tan cerca me hacía ponerme nerviosa.

Cuando quise darme cuenta tenia los labios de Matt pegados a los míos. Fue un beso corto pero bonito a la vez.

-Esta es la forma de agradecerte el día de hoy y que hayas accedido a ayudarme.

Y dicho esto salió de la habitación dejándome sin palabras y sentada en la cama.

Cuidado con lo que eliges.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora