Jimin miró su móvil y decidió salir del despacho. Tae y yo estuvimos esperando alrededor de media hora, nadie hablaba ni hacía nada, es más, apenas nos movimos de donde estaba cada uno situado.

El notario llegó y empezaron con los trámites, estuvieron otra media hora más en ello. Una vez Tae obtuvo su escritura, la abrazó contra su pecho y me miró sonriente. Por fin había acabado, no más trabajos nocturnos, no más usurpaciones a su cuerpo, ya no más.

— ¡Ya era hora! — Alzó la voz Jimin, que esperaba fuera.

— ¿Por qué tanta prisa? — Le pregunté.

— Debo hacer algo más. — Empezó a caminar a la salida con Tae y conmigo mucho más atrás.

— Gracias, Hobi. — Volvió a sonreírme y me abrazó por la cintura.

— No me las des a mí. — Me miró confuso y le señalé al pelinaranja que iba delante nuestra.

Justo antes de salir, una mujer muy elegante hizo parar a TaeHyung, al parecer se conocían. Mi menor algo emocionado le contaba que ya no trabajaría aquí, por lo que la mujer se alegró bastante, dándole incluso un tierno abrazo.

— Te echaré de menos. — Le dijo la señora.

— Y yo, pero puede llamarme siempre que quiera. — El chico posó su mano en el hombro de la mujer. — Piense en lo que le dije la última vez. Piense en usted y que se merece algo mejor que ese marido que tiene. — Después de esas palabras de aliento, la mujer sonrió, ensanchando sus rojos labios y posando un beso en la frente de Tae.

Ambos se despidieron y después de aguantar las miles de quejas de Jimin por haber tardado tanto, regresamos a la escuela.

Tae y yo decidimos no volver a clases y quedarnos en su dormitorio.

— ¿Tanta prisa tenía Jimin como para no despedirse siquiera? — Preguntó el castaño que guardaba los papeles a buen recaudo.

— Seguro iría tras JungKook. — Comenté, ganándome la mirada de asombro de mi chico. — ¿Qué?

— Jimin y JungKook... ¿A qué te refieres?, ¡¿qué le hizo a mi conejito?!

— Nada. Que yo sepa.

— Eso espero, como le ponga una mano encima se la corto. — Hizo un gesto con su mano como si ésta fuera un cuchillo y hubiese cortado algo imaginario.

Reí, cogiendo la muñeca de mi menor y atrayéndolo hacia mi cuerpo. — Ésto habrá que celebrarlo, ¿no? — Sus mejillas se ruborizaron al entender mis intenciones.

— TaeTae, hará todo lo que pidas. — Su grave voz, pero dulce, provocó una rápida excitación en mí.

Lo llevé hasta su cama, tumbándolo y colocándome encima suyo. Quité mi camiseta y sus manos poco tardaron en recorrer mi torso desnudo, bajándolas hasta la comisura de mis pantalones. Lo desabrochó y acarició por encima de la tela del bóxer el bulto que se iba formando poco a poco.

Uní sus labios a los míos en un beso bastante húmedo, así eran nuestros besos, tan apasionados como babosos. Mordí su barbilla, escuchando un pequeño quejido del castaño. — Sácate el pantalón. — Me pidió y así lo hice, deshaciéndome también del bóxer.

Mientras yo había quitado lo que me pidió, él lo había hecho con sus ropas, dejando su cuerpo completamente al descubierto. De nuevo en mi anterior posición, pasé mis labios por sus pezones mientras que con una mano lo masturbaba. La habitación se había llenado de gemidos de mi castaño, volviéndome completamente loco.

— Si sigues gimiendo así querré metértela ya, y no me dejarás disfrutar más de tu cuerpo. — Atrapé su pezón en mis labios y tiré de el.

— Ahhh..., haz eso de nuevo. — Volví a repetirlo, escuchando un mayor gemido al anterior. — Me... encanta que... hagas eso.

— Gírate. — Sin preguntar giró su cuerpo, dejándome una visión realmente excitante de su culo. Abrí sus nalgas y pasé mi lengua por su entrada, lubricándola.

— Métemela ya, Hobi. — Reí ante su desesperación.

Cogí mi miembro con una mano y lo introduje en su interior, llegando hasta lo más profundo que podía. Había entrado perfectamente, sin dificultad y apenas dolor. Supongo que ya estaba acostumbrado a... En fin, no era tiempo de pensar en ello, ni ahora ni nunca, este culito y todo su cuerpo ahora me pertenecía a mí.

Penetré profundamente en cada estocada, siguiendo un ritmo acelerado, el mismo que le daba a su miembro. Llegué a eyacular antes que él y sin dejar de mover mi mano, hizo lo mismo segundos después.

Salí de su interior y me eché sobre su espalda, sintiendo como subía y bajaba recuperando el aire. Besé reiteradas veces su cuello subiendo a su oreja, la cual también besé. — Te amo, mi alien.

— Yo también, mi caballito.


[...]

[JungKook]

Caminé en círculos por la habitación durante más o menos una hora. Me sentía nervioso y no paraba de mirar el móvil. Jimin me había dicho que no me fuera hasta que él regresara, pero empezaba a hacerse tarde y padre odiaba las impuntualidades.

"Joder, ¿qué hago?"

"No sé que es peor, si enfadar a padre o a Jimin"

"Igual mi respuesta es lógica, pero me preocupa más que fuera Jimin"

La puerta se abrió, entrando por ella al que estuve esperando por tanto tiempo.

— Al fin. — Dije. — Llegaré tarde por tu culpa.

— Venga vamos. — Cogió mi mano, tirándome hasta la puerta.

— ¿Qué haces? — Me detuve en seco.

— Iré contigo.

— ¡¿Qué?!, ¿estás loco? — Me solté de su agarre.

— A veces me lo planteo. — Volvió a intentar coger mi mano, digo intentó porque no le dejé. — JungKook, ahora no es momento de ponerse como chica de telenovela y hacer un drama por nada. — Abrí mi boca para reclamarle, pero no lo hice, tenía razón, pero sólo en lo primero. No era momento.

— Si vas a venir no puedes hacerlo así. — Señalé sus ropajes. — Tienes la pinta de un delincuente, ¿crees que hay delincuentes en la supuesta escuela a la que debería de ir?

— ¿De qué hablas?

— Puedo decir que eres un compañero de clase y quizás me crea, pero no puedes ir así.

— No tengo ropa de idiota como la tuya. — Echó una mirada a lo que llevaba puesto.

— Yo te la dejaré. — Por supuesto se quejó, si no lo hiciera no sería Jimin. Le dejé un pantalón de vestir, una camisa blanca y una chaqueta a juego con el pantalón.

"Podría hacerse pasar por un empresario ordinario"

"Pero no es su aspecto lo que más temo, sino su personalidad"

"Creo que no saldré vivo de esta comida"

Se llevó todo el camino quejándose de la ropa, que si le picaba la etiqueta, que si la chaqueta le incomodaba, que si los zapatos le dolían, que al sentarse el pantalón le apretaba en las piernas, puf, demasiadas quejas en tan poco tiempo.

Al llegar frente al restaurante donde me citó, me quedé estático, mirando la puerta de entrada como si fuera mi peor enemigo. Quise salir corriendo, cuando una mano sostuvo la mía e hizo que me sintiera más seguro. Recordándome que no estaba solo.

El establecimiento era bastante lujoso, no podía aspirar menos, al menos no él. Estaba lleno de personas, tanto parejas y familias como reuniones de empresarios. Al dar mi nombre al mesero, nos llevó a una zona más apartada y tranquila. Había apenas cinco mesas y en una de ella, estaba él, con su copa de vino en mano y ojeando su móvil en la otra.

Un fuerte dolor de estómago detuvo mis pasos, llevando mi mano a este.

"No sé si estoy mentalizado para esto"

"Al menos no con Jimin a mi lado"

Tomorrow [JiKook] [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora