Parte 17: Feliz cumpleaños

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- Ni siquiera creo que llegue a dormir, así que por mi padre no te preocupes, ni te reprimas.

- Ese no es el punto, cualquiera que abra esa puerta me va a ver aquí tirado en la cama contigo.

- Y besándonos, además.

- ¿Cómo que besán...?

Él no terminó de decir la frase, pues de repente ella había pegado sus labios a los suyos.

Su cerebro no reaccionó y se quedó quieto, sintiendo los tibios y suaves labios de ella besándolo con ternura.

Como no le correspondió, ella se separó, intentando adivinar la expresión de su rostro, que sólo distinguía a media luz por la iluminación que entraba de las lámparas exteriores. Lo sentía tenso, nervioso...

- ¿Qué pasa?

- Muchas cosas.

- ¿Buenas o malas?

- Buenas y malas.

- ¿Cuáles son las malas? - ella subió una mano y acarició la mejilla de él con ternura, como si quisiera en las caricias calmarlo.

- Lo que ya te dije, esto no es correcto.

- Ya. ¿Y las buenas?

- Todo lo que me haces sentir. - Jorge le acarició el cabello.

En ese momento, su mente no estaba siendo completamente consciente de que la concentración del medicamento en su sangre disminuía por la noche. No estaba consciente de que la adrenalina, la serotonina y la dopamina estaban a punto de hacer un desastre en su cabeza.

- No pienses en nada, George... - ella se acercó otra vez, pero ahora lo hizo lentamente, como queriendo alargar el momento.

- Hay otra cosa mala.

- ¿Cuál? - preguntó ella, ya muy cerca de sus labios.

- No sé besar. - él escuchó la risa de ella.

- Es broma, ¿no?

- No. Nunca he besado a una mujer. Algunas me han besado a mí, pero... No les he correspondido porque no me interesaban, así que... aunque creas que es broma, te digo que no sé besar.

- Eso es lo de menos. Yo te puedo enseñar.

- No quiero besarte si estás ebria, y si vas a volver con tu novio, y si sólo estás haciendo esto por despecho. - él se alejó, con la clara intención de levantarse para irse.

Silvia lo detuvo por la chamarra y lo jaló, provocando que quedara casi encima de ella, sobre la cama.

Jorge enfocó en la media luz sus ojos; el reflejo de sus pupilas lo llevaron a un estado que bloqueó cualquier otra reacción que estuviera por tener su mente.

Sin saberlo, estaba salvándolo de una crisis.

- No, por favor, no me hagas esto... - murmuró Jorge.

Ella lo ignoró y levantó un poco su rostro para alcanzar a besarlo; con sus labios fue abriendo los de él hasta que lo sintió ceder. Lo jaló un poco más de la chamarra hasta que ella quedó totalmente acostada sobre la cama, mientras él hacía su mayor esfuerzo para no aplastarla con su cuerpo.

Estuvieron unos segundos así, y Jorge comenzó a corresponder el beso, sintiendo que su corazón comenzaba a latir más rápido y fuerte.

Recargó una de sus piernas en la cama para darse apoyo y no dejar caer todo su peso.

La corrección que había defendido unos segundos antes se había ido al carajo entre los labios de ella.

Sintió las manos de ella comenzar a acariciar su oreja y su cabello lentamente, y miles de sensaciones explotaron en él, llenándolo de una felicidad que no había conocido nunca.

En tu miradaWhere stories live. Discover now