28. Delilah Miller y sus consejos

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Cuándo Delilah nació, fue la alegría de su madre y la preocupación de su padre.

Y no miento, ellos no sabían si iba a ser hombre o mujer el último bebé que iban a tener hasta el parto, pero cuando el doctor gritó: "¡Es una niña!", su madre festejó con las últimas fuerzas que le quedaban y su padre se horrorizó imaginando todo chico posible que pudiera ser el novio de su pequeña bebé. Luego de eso, la mujer miró a su esposo con una sonrisa cansada pero también de alegría, y le dijo: "Gané la apuesta, tonto". Las enfermeras presentes y el doctor rieron, en cambio el hombre besó la frente sudorosa de su mujer y sonrió. Su familia estaba completa... y la alegría se posaba en su corazón.

Delilah tenía un solo hermano: Daniel, y ella era la menor. Era la bebé, la pequeña, la niña de la casa y era por esto que desde pequeños, Daniel protegió a su hermana desde que llegó a casa. Aunque claro, al pequeño niño de tres años lo llevaron al hospital para que conociera a su hermanita. Él estaba en los brazos de su tío, mientras Delilah estaba en los brazos de su papá durmiendo y su madre estaba descansando en la camilla.

—Ella es Delilah, Dan —Le dijo papá. Daniel sonrió y puso su mano en la espalda del bebé, sus ojos mieles curiosos viendo como la niña hacia muecas con su boca mientras dormía.

—Bebé —Murmuró, mientras la veía.

No es necesario decir que su madre lloró porque aún seguía algo sensible.

Al principio, su cabello fue negro, dando la impresión de que iba a ser una pelinegra de ojos mieles. Pero, por una extraña razón su cabello fue convirtiéndose en un color rojo brillante, y sus ojos se oscurecieron, convirtiéndose en un marrón oscuro. A sus padres le sorprendió el cambio, pero a Daniel le encantó, él estaba fascinado con el cabello de su hermana y jugaba con el, la pequeña Delilah riendo solamente o soltando balbuceos, tratando de hablar con su hermano. Aunque, después su padre descubrió el por qué su niña tenía el cabello rojo y sus ojos marrones oscuros, su bisabuela tenía esas cualidades. Fue algo, de genes simplemente.

(O no sé, digamos que no me acuerdo mucho de biología, y yo simplemente narro).

Su madre estaba fascinada con su cabello, además de que tenía unas ondas súper lindas en las puntas. Ella le ponía moñitos, y luego le comenzó a poner vestidos a sus cuatro años pero... dejó de hacerlo porque la pelirroja volvía con los vestidos llenos de barro después de ir a jugar un rato afuera. Así que no, vestidos no. Definitivamente.

Mientras Delilah crecía fue bastante inquieta. Realmente ella no se podía quedar quieta, debía hacer algo, y a ella le encantaba jugar con su hermano a los autitos, a la pelota, ir a afuera a andar en bicicleta. Y a pesar de que a su madre le estresaba un poco porque ambos niños llegaban llenos de barro y suciedad, se pudo acostumbrar y cuando sus niños llegaban a casa después de haber jugado, ella los mandaba a bañarse (Daniel podía hacerlo solo, luego ella ayudaba un poco a Delilah) y a ponerse pijama. Después ellos comían mientras ella simplemente ponía la ropa sucia al respectivo canasto.

Cuando crecía, el sarcasmo e ironía de papá se hizo notar en ella, papá sonriendo divertido al oírla mientras mamá se preparaba mentalmente porque sabía que eso significaría problemas. Y otra de las cosas que se hicieron notar en ella (según mamá, lamentablemente, porque ella también es así) era el que Delilah le costaba un poco hacer amigos, no conversaba demasiado y casi siempre estaba en silencio con los ojos marrones oscuros mirando por todos lados, curiosa por el lugar en donde estaba. Curiosa de este mundo.

Fue buena alumna, una destacada a decir verdad. Pasando de curso con el mejor promedio, enorgulleciendo a sus padres y hermano.

Delilah era algo conocida en el colegio, pero era por su cabello. La única pelirroja en el lugar y era por eso que le llamaban "la pelirroja Miller", algunos chicos coqueteaban con ella haciéndola reír un poco, pero luego alejándose mientras decía "los estudios van primero, chicos" (y eso realmente le enorgullecía a Daniel, ya que los chicos eran sus compañeros de curso).

Ice creamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora