21. Tres castaños, un pelinegro y un rubio

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—¡Listo chicos, a los vestidores! ¡Y suerte mañana! —Habló con voz fuerte el entrenador, el señor se dio media vuelta y comenzó a caminar por el césped alejándose de la visual de su equipo.

Los jugadores suspiraron aliviados y caminaron hacia el vestidor, en búsqueda de una refrescante ducha y luego poder irse a casa a descansar.

Se fueron todos, excepto dos castaños. El oji-azul aún tenía la pelota a sus pies, y se secaba el sudor de su frente con su camiseta, tratando de regularizar su respiración.

Cuando la cancha ya estaba vacía exceptuando ellos dos, ambos chicos se miraron y comenzaron a hacer pases entre sí, cada vez más aumentando la distancia hasta que cada uno quedara en un extremo de la mitad de la cancha.

Después de unos minutos, ambos se acercaron al otro y se sentaron en el suelo, regularizando su respiración y descansando un poco.

Los entrenamientos eran cada vez más seguidos gracias a que un nuevo partido se asomaba. Y, bueno, como en el partido anterior, la presión cayó nuevamente en los dos jugadores estrellas del equipo. Y más cuando uno de ellos es el capitán. Y más cuando ambos son delanteros. Y oh, estaban jodidos.

—No te olvides de apagar tu celular, así no sientes tanta presión —Dijo Louis, acostándose en el césped y tapando al sol con un brazo arriba de sus ojos.

—Sí, desde la última vez, no lo dejaré encendido por nada del mundo —Respondió Liam, jugando con el césped entre sus dedos y arrancándolo. Louis rio levemente.

—Yo también cometí ese error, y era peor para mí. Desde que entré al equipo soy capitán y delantero, era doble presión —Dijo Louis, ya más calmado.

Comenzaron a salir los jugadores, sin dirigirles la mirada.

Al parecer todos lo único que querían era llegar a casa, comer y dormir hasta que sea el siguiente día para volver a la cancha con las pilas recargadas y darlo todo.

En lentitud, los dos castaños se levantaron y caminaron hasta los vestidores, dándose cuenta de que estaban casi vacíos. Hicieron lo mismo de siempre, la misma rutina que había estado sucediendo desde hace dos semanas.

Liam salió del vestidor con Louis siguiéndole, ambos con el cabello goteándole después de la merecida ducha que se dieron.

—¿Nos vamos juntos? —Preguntó Louis, mientras miraba su celular y sonreía por el mensaje que tenía.

—Claro Tommo —Respondió, y volteó a verlo, luego sonrió al verlo sonreír al teléfono—, ¿Harry? —Preguntó y Louis lo miró levemente sonrojado.

—Sí, lo iré a ver más tarde —Dijo, mientras sonreía y esas adorables arruguitas se formaban alrededor de sus ojos.

—Estás jodido amigo, puedo ver como salen corazones desde tus ojos —Bromeó Liam, mientras ambos salían de la cancha. Louis rodó los ojos, mientras volvía a guardar su celular en su bolsillo.

—Un día estarás igual o peor que yo, Payno —Dijo, mientras caminaba al lado de Liam, a paso lento.

Liam simplemente sonrió mientras levemente mordía su labio inferior, no quiso decir nada. Aun no estaba del todo listo para admitir a todo el mundo que estaba enamorado de una increíble chica. Y a pesar de que Louis era prácticamente su otro mejor amigo, quería esperar.

—¿Sabes? Sería genial que invitaras a Harry al partido, y que Zayn invite a Niall para que al fin todos nos conozcamos —Dijo Liam, luego de unos minutos de camino en silencio.

El castaño miró al oji-azul, vio como lo pensaba y como después asentía con la cabeza, sonriendo y mientras lo miraba de vuelta.

—No es mala idea, Payno. Invitaré a Hazz al partido y que Zayn invite a su novio —Dijo el oji-azul, deteniéndose.

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