14. Besos que alimentan el corazón y suspiros que llenan el alma

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El rubio abrió lentamente sus ojos, tratando de acostumbrarse a la oscuridad de la habitación que no era suya.

Sentía un peso en su abdomen, una mano aferrándose a su camiseta y el caliente aliento del chico en su cuello, causándole cosquillas y una leve sonrisa. Que buena manera de despertar, con el pelinegro entre sus brazos, encajando perfectamente. Sintiendo la tranquilidad del momento, disfrutándolo.

La familia Malik se había ido a Londres para visitar a los abuelos maternos, pero el único hijo varón del matrimonio no quiso ir... por varias razones, una de ellas era porque él aún estaba en clases y debía asistir a ellas si o si y la otra era... aquél rubio que le estaba acariciando la espalda con dulzura mientras él aún estaba dormido.

El pelinegro realmente le gustaba quedarse solo en casa, ya que podía poner música a todo volumen importándole poco lo que pensaban sus vecinos y hacer cualquier cosa: dibujar, limpiar (¿por qué no? Había que aprovechar y además, no limpiaba del todo, siempre se distraía con cualquier cosa y más con aquellas que se encontraba y juraba que había perdido), adelantar algunos trabajos o invitar a Liam a hacer cualquier estupidez. Pero... el pelinegro no quería hacer eso durante ese tiempo en donde tenía la casa para él solo, quería estar con Niall. Además, el clima de Bradford iba empeorando y honestamente, él tenía unas ganas de acurrucarse con el rubio mientras veían algunas películas o maratones de series que le gustaban.

Así que sin pensarlo mucho, sin analizar demasiado la situación; tomó su celular y le mandó un mensaje, Niall aceptando de inmediato y estando en diez minutos después en la entrada de la casa, tocando levemente la puerta y esperando por su amor.

Zayn ya despierto pero sin abrir sus ojos, suspiró; causándole escalofríos al rubio, notándolo y luego se rio levemente. Niall solamente gruñó, y el pelinegro para calmarle le dejó un pequeño beso en su cuello, el mayor sonrojándose.

El menor se separó de Niall, y sonrió, acostándose de lado viendo como el rubio hacia lo mismo que él.

—Buenos días —Habló con su voz ronca mañanera, Niall le acarició la mejilla.

—Hola amor, ¿Cómo dormiste? —Preguntó Niall en un leve susurro, no queriendo interrumpir la tranquilidad de la habitación. Zayn siguió sonriendo.

—Bien, ¿Qué tal tú?

—Bastante bien —Dijo Niall, sonriendo al recordar lo bien que Zayn se sentía entre sus brazos.

Zayn lentamente cerró sus ojos. El rubio al verlo, simplemente le acarició el cabello con dulzura, viendo como las expresiones del pelinegro se iban relajando debido a sus caricias.

El rubio se acostó boca arriba, mirando el techo de la habitación del pelinegro.

No sabía qué hora era, y tampoco podía deducirla.

El clima de Bradford sí que había empeorado y mayoría del tiempo estaba nublado. Cada día daba la impresión de que iba a llover por las oscuras nubes del cielo, pero no sucedía. Aunque eso tampoco evitaba que los ciudadanos cada vez que salían de casa, iban con un paraguas por caso de que realmente se desatara la lluvia.

Niall también cerró sus ojos, respirando con tranquilidad y lentitud, hasta que sintió como pasaban un brazo y una pierna por sobre su cuerpo y luego de un rápido movimiento, tenía a un pelinegro de ojos marrones brillantes y cabello desordenado encima de él.

Zayn cruzó sus brazos, y los apoyó en el pecho del rubio, también apoyando su barbilla en sus brazos.

El rubio sonrió simplemente al tener al pelinegro en aquella posición, sus piernas acomodadas perfectamente a los lados de su cadera. El mayor acarició las piernas del menor, pudiendo sentir su piel ya que el pantalón de buzo que llevaba puesto el chico se había subido un poco.

Ice creamWhere stories live. Discover now