10. Un paseo después de clases

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Niall esperaba impaciente.

La paciencia no era una de sus grandes virtudes y estaba que se iba porque él detesta esperar (él realmente lo detesta) y más si es por alguien... pero por este alguien esperaría años.

Niall estaba afuera de la casa de los Malik, esperando por el único hijo varón que el matrimonio tenía. ¿Por qué esperaba? Él no lo sabía exactamente... sólo les dieron esos impulsos que te dan cuando quieres estar con alguien como sea y eso estaba haciendo, le estaba haciendo caso a sus impulsos y lo único que esperaba era que el morocho no lo echara al verlo ahí.

El rubio miraba por ambas direcciones, tratando de que algo le llamara su atención y para que así la espera no se volviera tan larga pero, oyó pasos... pasos que estaban siendo arrastrados por el suelo y miró justamente a la dirección en dónde se oía aquél irritante sonido. Y sonrió ante tal ternura que tenía frente a sus ojos.

Zayn se restregaba el ojo derecho con su mano hecha un puño, el otro estaba cerrado y arrastraba cansado sus pies. Además, el pelinegro llevaba un gorro de lana y una bufanda gris envuelta en su cuello.

—¿Largo día? —Preguntó Niall, haciéndose notar.

Zayn al oírlo paró de golpe y abrió sus ojos rápidamente.

Miró a Niall y le fue inevitable no sonreír... su día había sido una basura y tener al rubio ahí, hizo que todo eso no importara.

Le había alegrado el día.

—Hey, ¿Qué haces aquí? —Preguntó Zayn, avanzando solo unos pasos.

Niall se acercó más a Zayn, hasta el punto en el que el peliengro podía sentir el calor corporal que emanaba su cuerpo. Se sentía a gusto, se sentía tranquilo. Se sentía bien.

El rubio le sonrió una vez más, y le acarició tiernamente la mejilla a Zayn. Éste no pudo hacer nada más que sonrojarse hasta las orejas y luego sonrió.

"Me sonrojo muy seguido con él", pensó el pelinegro.

"Se ve muy tierno sonrojado", pensó el rubio.

—Yo sólo... quería que diéramos un paseo por ahí —Dijo haciéndolo sonar simple... pero no lo era. Para él no lo era.

Zayn sonrió inmediatamente al oír la idea pero todas esas hermosas imágenes que tuvo en tan poco tiempo de él y de Niall caminando tomados de la mano, se derrumbaron al sentir como su cuerpo gritaba por un poco de descanso.

El pelinegro sonrió de otra manera, y Niall lo notó. Y no le gustó. La sonrisa era algo tipo: "Perdón, pero no puedo".  Y el rubio no quería recibir esa sonrisa.

—Perdón Ángel, pero estoy agotado —Le dijo Zayn, suspirando y mirando al suelo, sintiéndose culpable de la nada.

Niall sonrió, no podía obligar al chico salir si estaba cansado. Se le notaba.

Zayn tenía unas marcadas ojeras bajo sus ojos y Niall no podía obligarlo a salir, si estaba cansado y aún más tenía sueño.

—Tranquilo, amor. Podremos salir otro día, ¿okay? —Le tranquilizó Niall, a Zayn le fue inevitable no volver a sonrojarse al oír el tierno apodo que el  rubio le dijo. El pelinegro asintió con la cabeza, las mejillas rosadas y una tímida sonrisa en sus labios. Niall sólo le pudo sonreír y unas ganas de besarlo se quisieron apoderar de su cuerpo—, Deberías entrar, está más helado de lo normal —Le comentó y Zayn asintió con la cabeza.

Pero él siguió ahí.

Él no sentía el clima más helado, no, él sentía un calor rodeándolo y honestamente él no sabía si era el calor que su sonrojo provocaba o el calor que emanaba el cuerpo de Niall... Quizás ambos, sí, quizás ambos. El pelinegro volvió a asentir con la cabeza, sus piernas no queriendo aguantar más su peso.

Ice creamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora