27. La ida del ángel (Parte dos: El novio del ángel)

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Minutos después de la ida de un ángel.

Cuando la puerta principal de la casa de los Malik se abrió y se cerró, el corazón del único hijo varón se rompió.

El chico estaba ahí, de pie y descalzo, con unos jeans y un polerón negro puestos, el cabello desordenado y lágrimas silenciosas cayendo por sus mejillas mojadas por las anteriores lágrimas.

El pelinegro miraba hacia la puerta, esperando que su novio llegara gritando: "¡Era una broma amor!", mientras reía y se acercaba para abrazarlo y darle un beso, pero no... y ahí, él se rompió completamente.

Zayn rompió a llorar, y él recuerda haber visto una imagen en donde decía "Rompí a llorar. Me encanta esa expresión. No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír. Y creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos".  Y él había estado de acuerdo, maldita sea, había estado tan de acuerdo que ya no... ya no quería hacerse añicos por esos sentimientos, y más por la tristeza, porque realmente el dolor en su pecho, en su corazón le molestaba.

Cayó de rodillas, cubriendo su rostro con sus manos y sollozando, gritando. Su llanto se podía oír por toda la casa, pudiendo romper el corazón a la persona que quizás hubiese estado presente. Pero no, la única persona que estaba era él. Y él, y solamente él porque su ángel se había ido.

Y oh, como dolía su pecho, su corazón, su alma. Como sus hombros se movían porque realmente su corazón estaba roto. Porque estaba soltándolo todo, porque se sentía pésimo, porque su novio se había ido, dejándolo indefenso.

Y es que Zayn sabía que le iba a doler, le iba a doler de una manera que no iba a ser normal. Acostumbrado a verlo, a estar con él, a poderlo abrazar, besar, tomar su mano o estar simplemente en contacto con él... y que se le vaya de la nada. Le dolía, su corazón le dolía. Y era tan horrible tener un corazón roto.

Necesitaba un abrazo, urgentemente y se acordó de Liam, de su mejor amigo. El que siempre ha estado ahí, el que lo ha levantado de una caída, y lo necesitaba de una manera, y necesitaba tanto un abrazo, así que se levantó, se puso unos calcetines y unas zapatillas y salió de la casa, notando que estaba lloviendo (Aunque nosotros sabíamos que el cielo estaba llorando, y también sabíamos la razón de su tristeza que estaba sintiendo).

No importaba el hecho de que estaba lloviendo y demasiado, no importaba el hecho de quizás se iba a enfermar, él simplemente se puso la capucha del polerón y comenzó a caminar, de inmediato comenzando a correr porque necesitaba urgentemente un abrazo.

Llegó, caminando y golpeando la puerta, pegándose mentalmente porque había olvidado que Liam había ido donde sus tíos, así que se sentó en los escalones, sacándose el gorro porque aun así su cabello quedó empapado.

Pasaron unos minutos, Liam llegó, cubriéndose con un paragua y acercándose a él mientras sonreía, hasta que notó que había llorado.

—Oh, Zaynie. ¿Tu ángel ya se fue? —Preguntó con delicadeza.

Y no sirvió, porque Zayn volvió a llorar, desgarradamente. Sollozos en modo de gritos saliendo de sus labios, con un dolor de cabeza que le importaba muy poco porque lo que sentía en su corazón dolía aún más.

Un día después de la ida de un ángel.

Lo primero que sintió el pelinegro cuando despertó, fue un fuerte dolor de cabeza y unas caricias en su cabello.

—Mm... —Balbuceó, e intentó hablar, pero sentía la garganta seca y no recordaba mucho del día anterior.

—Tranquilo, Zee —Dijo Liam, mientras seguía acariciándole el cabello—, Ahora, te tomarás la pastilla con el vaso de agua que está en mi velador, y tomarás una ducha y después bajarás para que desayunemos, ¿ok? —Habló en un susurro, con tranquilidad y dulzura.

Ice creamWhere stories live. Discover now