Capítulo 25

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Advertencia: el capitulo contiene escenas de auto mutilación.

Tener a Buttercup en el campo hizo que Emma vuelva a tener energías y ánimo para hacer las cosas que formaban parte de su rutina. Le gustaba llegar a su casa del colegio y dedicar su tiempo al caballo. Le curaba las heridas, lo bañaba, le cepillaba el cabello, lo hacía caminar un rato. De a poco empezó a volver a participar de las conversaciones, contestaba las preguntas que le hacían y prestaba atención en escuchar lo que decían. Era como si estaría volviendo a empezar, costaba y dolía, pero lo estaba haciendo. Luego de diez días Buttercup estaba recuperado, ahora solo tenía que pensar una forma de convencer a su padre de que lo deje quedarse.

- Emma, ¿Vos que pensas? – Preguntó Jefferson.

- ¿Qué? – Preguntó Emma confundida, había estado demasiado sumergida en sus pensamientos y no había seguido el curso de la conversación.

- ¿No estabas escuchando? – Pidió saber August levantando las cejas con curiosidad.

- No, lo siento, estaba pensando en Buttercup. – Explicó Emma algo avergonzada.

- ¿Todavía seguís con la idea de convencer a David de que lo deje quedarse en su campo? – Preguntó Elsa presintiendo lo que preocupaba a su amiga.

- Si. – Asistió Emma. – Pero, no importa, ¿Qué era lo que me preguntaban? – Preguntó Emma volviendo al tema anterior de la conversación.

- De la competencia de skates. – Respondió Graham.

- Es éste sábado en la feria Neverland. – Agregó Ruby.

- ¿Queres participar? – Preguntó Jefferson.

- No, no creo. – Respondió Emma.

- Deberías, nunca antes participó una chica. – Dijo Ruby intentando entusiasmarla.

- Aparte al ganador le dan trecientos dólares. – Informó Elsa el premio.

- No sé, no tengo ánimos, no me gustan mucho las competencias. – Dijo Emma jugando con el sorbete de su bebida.

- Bueno, si te dan ganas, deberías participar. – Sugirió August.

- Seguramente ganarías. – La halagó Graham.

Emma no había querido andar en skate desde que Henry se murió, alguna parte de su inconsciente hacía que no se sienta bien haciendo algo que la hacía tan feliz cuando él ya no estaba. Sabía que sus amigos estaban intentando ayudarla y animarla, pero por ahora no podía. Sabía que en algún momento iba a tener que volver a disfrutar de las cosas que amaba hacer, pero por ahora no se sentía cómoda haciéndolas. Tendría que ir paso a paso, como cuando murió Ingrid. Todo era cuestión de tiempo, y a ella todo parecía llevarle el triple de lo normal.

Cuando salió del colegio se fue a su casa y pasó gran parte de la tarde en la huerta. Esos días en los que se había estado sintiendo tan destruida, había descubierto que el contacto con la tierra era algo muy descargador. Cuidando de las plantas había podido encontrar paz y tranquilidad. Sin embargo, esa tarde, la paz no le duró mucho. En cierto momento de la tarde empezó a escuchar ruido a caballo y fue a ver que era lo que sucedía. Buttercup estaba en un corral al aire libre y Robert Gold estaba intentando domarlo. David, Liam y Killian lo observaban desde fuera. Emma no entendía qué era lo que el señor Gold hacía allí, ni lo que estaba haciendo al caballo. Aparte había algo que la confundía, ¿No se suponía que se llevaba mal con su padre?

- ¿Qué está pasando? ¿Qué están haciendo con Buttercup? – Cuestionó Emma acercándose al corral.

- Le pedí al señor Gold que venga a domar y entrenar a Buttercup. – Respondió David.

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