Capítulo 14

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¿Qué era el amor? Esa era una pregunta que siempre había preocupado a Emma. El haber pasado toda su vida creyendo que la habían abandonado y siendo movida de hogar en hogar, le había hecho pensar que nunca iba a conocer el amor, ni merecerlo. Sin embargo, de a poco, eso estaba empezando a cambiar. Sus padres no la habían abandonado como ella había creído, ellos la amaban. Quería intentar abrir su corazón, quería intentar permitirse sentir el amor que ellos sentían por ella. Ella se lo merecía, ¿O no? Todos se merecían ser amados.

Ella había creído que Neal era su amor, pero todo se derrumbó cuando él la traicionó. Cuando eso pasó se prometió a si misma que nunca más se iba a enamorar. Pero Killian estaba empezando a hacer que quiera romper esa promesa. ¿Haría bien en romper esa promesa? Conviviendo con sus padres y observando la forma en que se amaban el uno al otro, comprendió que lo que ella y Neal habían tenido no era amor. Aparte de que habían sido muy chicos cuando estuvieron juntos, Neal la había traicionado y roto su corazón. Y el amor verdadero no hace eso, o por lo menos no lo hace intencionalmente como lo había hecho Neal.

- ¿Puedo preguntarles algo? – Pidió Emma a sus padres, uniéndose a la mesa para desayunar.

- Lo que quieras bonita. – Respondió David, desde hace varios días que se había tomado la costumbre de llamarla con ese apodo.

- ¿Cómo se conocieron? – Preguntó Emma sirviéndose cereales.

- ¿Queres saber nuestra historia de amor? – Preguntó Mary Margaret sorprendida, su hija siempre se había mostrado desinteresada cuando ellos habían querido contarles cosas sobre sus pasados.

- Si, me gustaría saber como se conocieron y cuando se dieron cuenta que se habían enamorado. – Asistió Emma intentando sonar casual, no quería que la conversación se vuelva hacia ella y al motivo por el cuál estaba pidiendo saber esas cosas.

- Nos conocimos un verano, cuando teníamos catorce años. – Dijo David pensativo, como intentando sacar las cuentas de la edad que tenían cuando se conocieron.

- Mi madre había muerto hace un año y mi padre decidió traerme a pasar todo el verano al pueblo. – Continuó Mary Margaret.

- Una noche, yo estaba cabalgando por los campos y de repente una chica me revoleó una piedra haciéndome caer del caballo. – Dijo David mirando seriamente a Mary Margaret. – Todavía tengo la cicatriz. – Reprochó a su esposa señalando la pequeña marca que tenía al lado de una de sus cejas.

- Ya sabes que lo siento, hace años que te pido perdón por eso. – Protestó Mary Margaret acariciándole la mejilla. – Yo pensé que era un ladrón. – Explicó su hija.

- Esa es la manera más increíble de conocerse que escuché en mi vida. – Dijo Emma riendo al imaginar a sus padres en esa situación.

- Cuando le expliqué que no era un ladrón y solo cruzaba por medio de los campos para ahorrar camino, se disculpó y a partir de entonces nos hicimos mejores amigos. – Siguió David la historia, mientras recargaba su taza con café.

- ¿Qué pasó cuando terminó el verano? – Preguntó Emma curiosa.

- Mi padre se enamoró de Cruella, así que cuando terminó el verano decidió casarse con ella y nos mudamos aquí. – Respondió Mary Margaret algo triste al recordar lo mal que le había hecho esa decisión.

- ¿No fue eso muy apresurado? – Preguntó Emma sorprendida de que se hayan casado cuando llevaban tan poco tiempo de conocerse.

- Lo fue, al menos yo siempre creí eso. – Contestó Mary Margaret limpiando la boca de Leo con una servilleta.

- ¿Y cuándo se dieron cuenta que se enamoraron? – Quiso saber Emma, demasiado metida en la historia que le estaban contando.

- Yo me di cuenta cuando mi padre murió. – Respondió Mary Margaret. – David fue la única persona que estuvo conmigo y me ayudó a superar el dolor que sentía. Cuanto más tiempo pasábamos juntos, más me daba cuenta que lo quería para algo más que un amigo. – Explicó dedicándole un par de miradas intensas a su esposo.

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