CAPÍTULO 28.

19.3K 1.6K 173
                                    

CAPÍTULO 28.

Narra Marc.

Una mano me cayó sobre el rostro, irrumpiendo bruscamente en el sueño que me tenía subyugado. Entreabrí los ojos, la luz me hirió las pupilas y gruñí débilmente.

Lentamente los recuerdo regresaron de forma ordenada a mi mente. Las dificultades de traer una dormida al apartamento. El monstruo que habitaba en algún recóndito paraje de mi subconsciente. Y... La incapacidad de abandonar la habitación de mi compañera de piso.

Me hundí las manos en el cabello murmurando improperios, las manos de Mackenzie colgaban flácidamente del colchón. Eran ellas las causantes de mi reciente abandono en el mundo de los sueños.

Si Mack me pillaba en su cuarto... Otra vez, me dejaría estéril. Bueno, tal vez a los giros acontecidos en nuestra relación sólo llegasen a un puñetazo en la cara.

Miré furtivamente por encima del colchón para observar a la chica. Durante la noche se había movido ya que tenía los brazos atrapados bajo el cuerpo y la nariz hundida en la almohada. De sus labios entreabiertos caí un fino hilo de baba que si bien a otro le parecería asqueroso, a mí me parecía adorable.

Era una de las pocas ocasiones en la que la podía ver tan relajada e inofensiva.

Me preguntaba como reaccionaría si me pescaba ahí, mirándola como un niño a una deliciosa piruleta tras un escaparate.

Estaríamos a punto de descubrirlo porque la forma en la que Mackenzie se movía delataban la inconsistencia de su sueño.

Rodé sobre el costado quedando acostado debajo de la cama.

¿Qué? Un chico tiene que hacer lo que tiene que hacer.

Además, era divertido.

Primero vislumbré unos pies descalzos a escasos centímetros de mi cara. Aguanté la respiración conforme el movimiento se hizo más patente sobre mi cabeza.

Cuando Mackenzie quedó de pie me atreví a asomar levemente la cabeza. Mirando sin ser descubierto por una muy adormilada chica.

Reconoceré, ahora, ante todos lo que leéis estas mierdas que pienso, que me esperaba lo que pasó a continuación.

Lo juro.

Mackenzie enganchó los dedos en la camiseta que llevaba y tiró hacia arriba, mostrándome, sin ser consciente su espalda y el broche del sujetador morado que llevaba.

El calor comenzó similar a un escalofrío, reptando por mis nervios llegando hasta el último rincón del cuerpo.

Tuve que morderme fuertemente los labios cuando arrastró la cinturilla de sus pantalones hacia abajo, quedando, exclusivamente en ropa interior.

¿¡Qué?!

No podía apartar la mirada.

Aunque quisiera.

Que no quería, pero bueno.

En el hipotético caso de querer me sería imposible.

Mackenzie bostezó ampliamente sin ser consciente de que mis ojos eran incapaces de separarse de la visión que les ofrecía.

Y sí, el pantalón me tiraba ligeramente.

Mierda.

Si te pilla te mata, controlate. A ver... Respira e inspira.

Joder. Con esa mierda iba a hiperventilar.

Por suerte, o por desgracia, según como se mire, Mackenzie se marchó al baño con un montón de ropa presionado contra el pecho.

¡Aparta, imbécil!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora