CAPÍTULO 15.

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CAPÍTULO 15…

Narra Mackenzie.

Hinqué un diente en el abrasador trozo de pizza que reposaba solitario en mi plato, quemándome el paladar y el inicio de la garganta.

Lo solté y oculté minuciosamente el abrasamiento que había adormecido mi boca.

Al parecer la familia de mi alrededor tenía una alta tolerancia al calor, todos excepto el padre que preservaba cierto respeto por su fracción de pizza.

Bajé la vista a mis manos que no censaban de retorcer una y otra vez los dedos en un deje nervioso. Estaba sentada entre Marc y su hermana pequeña Claudia. Pero ninguno de los dos parecía dispuesto a prestarme más atención que a su comida.

Por lo menos no había sido más incómodo de lo que imaginé.

Pero... ¿Por qué estaba yo aquí?

No tenía otra plan mejor, aunque eso era una excusa muy pobre, era una comida familiar de una familia a la que no pertenecía.

—Y bueno Mackenzie... ¿Qué tal está tu familia?

Alcé la cabeza de golpe. El padre se Marc me miraba con las cejas alzadas, procurando meterme en una conversación. Aunque creo que en realidad no quería comer para no quemarse y había encontrado una excusa.

Pero no era un tema particularmente de mi agrado.

—Bien. —Mentí.

Marc se limpió la grasa de pizza de los labios con la servilleta y arqueó las cejas.

—Jamás me has hablado de tu familia. 
—¿Nunca? —Intervino su madre.

Carraspeé incomoda arrugando la nariz.

—No lo consideré... Hm... Adecuado.

Las cejas de Marc se alzaron.

—¿Adecuado?

Bajé la vista con las mejillas ardiendo cuando toda la atención de la familia desembocó en mi persona y en la forzosa conversación.

—Sí, bueno...  Mi madre murió cuando tenía siete años y mi padre
... Bueno él es un caso aparte.

Me apresuré a engullir la comida para tener la boca ocupada e intentar que aquello terminase.

Una mano cayó sobre mi hombro y me giré con las mejillas a rebosar para mirar a Marc.

—Hey, no pasa nada. ¿Por eso necesitabas piso?

Asentí haciendo un enorme esfuerzo por tragar la comida.

Me quedé contemplado los ojos verdes del chico sin añadir otra palabra. Marc tampoco abrió la boca se dedicó a observarme y formar lentamente una sonrisa que se arrastró por sus labios hasta que conseguió arrugarle las mejillas y darle un aire adorable.

Inmediatamente después con las mejillas teñidas de rubor bajé la vista. 

Narra Marc.

Desvié la vista con una sonrisa tonta enganchada al rostro.

Mi padre tenía las cejas alzadas y mordía la punta de la pizza sin dejar de mirarme mientras que mi madre se mordía los labios sin saber muy bien que decir.

No sabía lo de la familia de Mackenzie.

Jamás le había preguntado el porqué de que necesitase mi piso de forma tan desesperada.

Tal vez en caso contrario ahora mismo sólo sería la compañera de clase que no se sentaría a mí lado.  

No supe como interpretar aquella información y como Mack me volqué en mi pizza.

La comida acabó rápidamente y Mackenzie se marchó a jugar con Claudia en el salón.

—¿Lo sabías?

Negué con la cabeza colocando los platos en el lavavajillas.

—No. No pregunté... —Admitirlo en voz alta era extraño.

Mi madre asintió mientras leía las instrucciones del aparato.

Manuel se apoyó descuidadamente en la encimera y me observó con los mismos ojos que heredé.

—¿Te gusta?

Por poco el plato que sostenía entre mis dedos se resbaló. Lo sostuve con miedo mientras le observaba.

Llevaba semanas diciéndole a Hugo lo mismo. Repitiéndole una y otra vez que la respuesta era no.

Pero bajo la exhaustiva mirada de mis progenitores no supe que decir.

¿Me gustaba?

Me caía mejor, mucho mejor que con la chica que decía ser mi novia. Me habría enrollado medio millar de veces con Alicia en lo que iba de año pero realmente la detestaba.

Sólo la soportaba mientras mantenía la boca cerrada o no decía estupideces lo que era exclusivamente en los momentos en los que nos besábamos.

—Tengo novia. —Farfullé.

Mi madre golpeó la puerta del lavavajillas y presionó el botón antes de murmurar:

—Alicia es una puta.

Reímos antes de que un chillido rompiese el aire.

Un chillido agudo que procedía de la sala de estar donde estaban Mack y Claudia.

¡Aparta, imbécil!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora