Capítulo 24 - Sentimientos ante todo (parte 1)

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Llegué con cinco minutos de retraso.

Laura, mi compañera de trabajo, me dio un abrazo en cuanto me vio. Se lo devolví confundida. Su cabello castaño estaba amarrado en una cola de caballo y por primera vez en mucho tiempo, se encontraba usando la camiseta con el logo de la tienda. Ella siempre encontraba un pretexto para zafarse de tener que usarla. Me aparté un poco cuando sus brazos me soltaron y fruncí el ceño.

— ¿A qué se debe tu repentino amor por mí?

—Simplemente amanecí con ganas de abrazar a todas las personas que estimo. Nunca es tarde. ¿Escuchaste las noticias? Una chica murió anoche en una fiesta, al parecer un loco decidió dispararle sin ninguna razón aparente.

Le di un sorbo a mi botella de agua.

—Sí, escuché algo al respecto esta mañana en la radio —mentí—. ¿No han atrapado al asesino?

—No, pero se cree que fue el mismo de la mascarada —murmuró, como si fuera el secreto mejor guardado—. Por lo menos es lo que se dice.  La policía se está saliendo de control, tanto que están pensando en poner un toque de queda.

—Oh no, eso es horrible.

—Lo sé, yo por mi parte estoy tomando clases de defensa personal cada miércoles. Deberías ir, la universidad las está dando gratuitamente.

—Lo tendré en consideración —dije, mientras pasaba un libro por el código de barras.

El comentario de Laura se quedó conmigo en toda la jornada de trabajo. Había un montón de personas que quería abrazar, entre ellas mi madre. Y para que mentir, en esa lista también estaba Mase. Las chicas que murieron no tuvieron la oportunidad de despedirse y nadie podía saber lo que pasó por sus mentes en el último segundo de sus vidas. Un escalofrió me recorrió por el simple hecho de pensar en eso. Yo no estaba lista para morir, quería hacer muchas cosas.

Pero ¿Qué me hacía diferente? Mi vida también estaba en peligro, quiera admitirlo o no. Y joder, no quería morir siendo virgen.

Llegué a casa con un enorme vacío en mi estómago. Jax se encontraba donde lo dejé, en su habitación leyendo un libro que no pude reconocer. En cuanto pasé por el pasillo, escuché como llamó mi nombre. Sentí un cosquilleo detrás de mi cuello. No sabía si estaba lista para enfrentarlo, después de las confesiones de esta mañana.

— ¿Cómo te encuentras? —fue lo primero que dije cuando crucé el umbral de su puerta. 

Su brazo tenía vendas nuevas y por su cabello húmedo, deduje que tomó una ducha. Claramente no estaba siguiendo las instrucciones del doctor. Jax era demasiado testarudo, aparte de muchas cosas más. 

—Bastante bien, como si no hubiera recibido un disparo la noche pasada —respondió, con diversión en su voz—. ¿Y tú? Tu amiga se veía exaltada por algo.

Por alguien, mejor dicho.

—Estoy bien, ella simplemente necesitaba un consejo. Cosas de chicas. —Últimamente me estaba convirtiendo en una mentirosa ejemplar, no sabía si alegrarme o preocuparme. Generalmente yo era una chica honesta, que no tenía miedo de decir la verdad. Inclusive mis padres me lo reconocían y eso solo hacia crecer la llaga en mi estómago. No quería decepcionarlos con mis decisiones. 

Después de esa pequeña conversación, permanecimos en silencio. Se levantó con cuidado de la cama y caminó hacia mí. Su cabello negro se encontraba desordenado y estaba vistiendo una camiseta negra sin mangas, mostrando sus impresionantes músculos y tatuajes. Mi mirada cayó hacia su pantalón desabrochado, el cual dejaba a la vista una hilera de vello negro que desaparecía en su camiseta. Mis mejillas se sonrojaron por pensar en lo que escondía su ropa interior. No debería de ser tan pervertida, no tanto por lo menos. Tomándome sin precauciones, levantó mi cabeza por mi barbilla haciendo que nuestros ojos chocaran. Luego, no sin antes lamer el arete en su labio, hablo:

—Sé que quieres follarme tanto como yo a ti. — ¿Qué mierda? — Pero tienes que controlarte, también tengo sentimientos. Joder, ni siquiera hemos salido en una cita y ya me miras como si fuera tu juguete sexual. Tenemos que arreglar eso, nena.

¿Qué demonios acababa de decirme?

Sé que quieres follarme tanto como yo a ti.

Okay, alguien necesitaba bajarle el ego a Jax. Desgraciadamente ese alguien no podía ser yo, ya que me encontraba demasiado avergonzada como para hablar.

—Y-yo n-no...—tartamudeé. Respire hondo y cerré los ojos, intentando concentrarme en mis palabras.

Sonrió de una manera que me dio escalofríos y al mismo tiempo encendió todo mi cuerpo. Subió el zíper de su pantalón y se puso unos zapatos rápidamente. También pasó una mano por su cabello, intentando acomodarlo.

—Te sacaré a una cita —estableció—. Ahora.

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Odio. Subir. Por. Partes. Desgraciadamente estoy bloqueada, tanto que me tomó una semana completa terminar de escribir esa pequeña parte del capítulo 24.

Pero en fin, ya creé la pagina de A Little Death. Les dejare el link en los comentarios por si les interesa ;)

A Little DeathWhere stories live. Discover now