: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 31

Taehyung lo miró más fijamente esta vez. Su corazón latía más fuerte.

—Es extraño —confesó en voz baja—. Porque tú... me recuerdas a alguien. Y algunas de esas palabras... también me las dijeron una vez.

Jungkook sonrió con tristeza.

—¿Sabes qué más dice mi amigo? Que nunca dejó de pensar en ese chico. Que incluso antes de conocerlo de nuevo... ya lo conocía.

Taehyung frunció el ceño, intrigado.

—¿Qué quieres decir?

—Que hay recuerdos de la infancia que se quedan grabados sin saber por qué. Mi amigo... vio a un niño una vez, cuando apenas era un crío. Estaban en la costa. Ese niño era diferente, era brillante... lo animó a seguir cantando cuando todos se burlaban. Y desde entonces... mi amigo soñó con convertirse en alguien digno, alguien que pudiera brillar también, para volver a encontrarlo algún día. Tal vez por eso... el destino los juntó otra vez.

Taehyung se detuvo por un momento. Sus pies siguieron el ritmo, pero su mente no. Sus labios se entreabrieron apenas, y una imagen fugaz cruzó por su cabeza.

Una playa.

Un niño de sonrisa tímida.

Un canto entre risas.

Su respiración se agitó, y de pronto, todo el peso de la casualidad pareció ceder ante una sospecha antigua.

—¿Cuál era el nombre de ese amigo tuyo...? —susurró, sintiendo que la verdad estaba a punto de romper la máscara.

Jungkook no respondió. Solo lo miró. Sus ojos, tras el antifaz, decían todo.

Y por primera vez en esa noche, Taehyung sintió que el universo volvía a girar justo hacia donde debía.

La voz de Taehyung estaba a punto de formular esa pregunta que había nacido en la calidez de aquella conversación disfrazada de “un amigo contando su historia”. Había algo en la forma en la que ese chico —ese desconocido— hablaba de su supuesto amigo, que lo hacía querer saber más. Que le hacía sentir que, de alguna manera, todo estaba más cerca de él de lo que creía.

Pero justo en ese instante, el DJ volvió a subir el volumen, fundiendo la melodía anterior con una nueva. Las primeras notas flotaron en el aire como si fueran chispas doradas, como si las luces tenues del lugar hubiesen comenzado a danzar al mismo ritmo que el corazón de Taehyung.

—¡Oh! —exclamó, con los ojos iluminándose—. ¡Esa canción! Es… es mi favorita.

Sus labios se curvaron en una sonrisa dulce, nostálgica, casi temblorosa por lo mucho que esa canción significaba para él.

—¿Bailamos? —dijo, sin soltar la mano del chico enmascarado.

Jungkook sintió cómo el pecho se le apretaba. Claro que conocía esa canción. Golden Hour. La había escuchado antes, muchas veces, pero nunca como en ese momento. Nunca con Taehyung frente a él. Nunca mientras sostenía su mano con tanta ternura.

Él asintió, sin palabras, y comenzaron a moverse lentamente hacia el centro de la pista, donde la luz cálida caía como un foco de atardecer dorado. A su alrededor, la multitud continuaba bailando, pero sus figuras comenzaban a desdibujarse. Como si el mundo se hubiera hecho más pequeño y quedaran solo ellos dos.

La voz de JVKE flotaba entre sus cuerpos como un susurro íntimo:

“It was just two lovers, sittin’ in the car, listening to Blonde, fallin’ for each other…”

Jungkook colocó su mano en la cintura de Taehyung, con una delicadeza reverente, como si lo tuviera entre sus brazos por primera vez… y a la vez, como si fuese el reencuentro más esperado del universo. Taehyung entrelazó sus dedos con los de él, y sus cuerpos comenzaron a girar suavemente, como si el ritmo lo marcara el latido de un solo corazón compartido.