CAP 13

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-- ENTRE LADRIDOS Y SILENCIO --

El sol apenas empezaba a colarse entre las cortinas de la amplia habitación dela gran mansión en Los Ángeles cuando Jungkook abrió los ojos, no por voluntad propia, sino por la insistente vibración de su teléfono. Tenía reuniones ese día, grabaciones pendientes y una sesión de fotos cancelada que debía reprogramar. Nada nuevo. Nada emocionante.

Se sentó en la cama, restregándose los ojos con fuerza antes de deslizar el celular y ver un mensaje que sí le aceleró un poco el corazón:

> “Llego en 15. Prepara espacio, traigo compañía. No es negociable.”

Era su hermana.

Sonrió.

La única persona que podía darle órdenes sin que él se quejara demasiado.

Se levantó con lentitud, caminando por su mansión silencioso, ese que parecía más una vitrina de diseño que un hogar real. Ordenó un poco, quitó algunas cosas del suelo, y se sentó en el sofá a esperar. Por alguna razón, su corazón latía más rápido de lo habitual.

Cuando el timbre sonó, no tardó en abrir la puerta, y allí estaba ella, con gafas de sol, un moño mal hecho y una sonrisa que le iluminaba todo el rostro. Pero no venía sola.

—¡Bam! —exclamó Jungkook con un brillo inmediato en los ojos.

El cachorro —bueno, ya no tan cachorro— corrió hacia él, dando saltitos y ladrando con emoción, y Jungkook se agachó de inmediato para abrazarlo con fuerza. Su olor, su calor, su energía. Era una chispa viva en medio de todo su caos.

—Te lo dejo unos días —dijo su hermana, entrando como si el lugar fuera suyo—. Tengo un viaje por el trabajo, y no confío en nadie más para que lo cuide.

Jungkook la miró con un gesto entre divertido y nostálgico.

—Sabías que te iba a decir que sí —murmuró, acariciando a Bam detrás de las orejas—. Siempre supe que lo compraste para ti, no para mí.

Ella se detuvo a mirarlo un segundo más largo de lo habitual. Después suspiró.

—Lo compré para ti porque te veía apagándote.

Jungkook bajó la mirada. Bam le lamió la mano, como si entendiera el peso que flotaba en el aire.

—La fama no se llena con aplausos, Kook —dijo ella, suavemente—. Se llena con amor.

Él no respondió. Solo la abrazó. Una vez. Rápido. Sin palabras.

Poco después, ella se marchó, y  la mansión volvió a ser solo suyo... o casi.
Ahora tenía a Bam, y con él, un pedazo de su infancia y su verdad.

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El resto del día pasó con una calidez inusual.

Jungkook canceló las reuniones que pudo, y se permitió no ser el ídolo por unas horas. Llevó a Bam al parque, lejos de las cámaras. Usó una gorra y gafas de sol. Nadie lo reconoció.

O al menos, nadie lo molestó.

Bam corría feliz, y Jungkook lo miraba como si lo envidiara. Libre. Alegre. Sin preocupaciones.

—¿Te acuerdas de cuando me lo diste? —susurró, sentado en el césped—. Me encerraba en el estudio y no quería ver a nadie. Tú llegaste con esa cajita y ese lazo azul... y él apenas podía caminar.

El recuerdo se arremolinó en su mente. Su hermana llorando porque él estaba triste. Él llorando en silencio cuando pensaba que nadie lo veía. Bam saltando por toda la sala del estudio sin entender por qué lo habían adoptado. Pero él sí lo entendía. Era un salvavidas.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now