CAP 04

46 4 2
                                        

-- PROMESAS EN LA OSCURIDAD --

Jungkook pasó la mayor parte del día encerrado en su habitación, con las cortinas corridas y música instrumental llenando el espacio.

Nada con letra, nada que le recordara quién era allá afuera. Quería silencio, o al menos un ruido que no exigiera una versión perfecta de sí mismo.

Las redes sociales no paraban. Su nombre seguía en tendencias, su rostro repetido en todos los titulares junto a palabras como "violento", "descontrolado", "peligroso". Todo por una imagen distorsionada, sacada de contexto.

Todo porque alguien decidió que un ángulo malo era más vendible que la verdad.

En la planta baja, la mansión estaba llena de gente. Risas falsas, conversaciones vacías, copas chocando. Sus padres organizaban una fiesta privada de networking, llena de ejecutivos, empresarios, diseñadores y artistas.

Una de esas veladas donde él era, usualmente, la estrella silenciosa que se paseaba saludando, posando para fotos, fingiendo estar encantado. Pero esta vez no. Esta vez se había negado a bajar.

> “No puedo estar sonriendo mientras todos creen que agredí a un fotógrafo,” le había dicho a su madre esa mañana.

Ella no respondió. Solo lo miró con cansancio, como si el escándalo fuera una mancha en su reputación, más que un golpe para él.

El teléfono vibró por décima vez.

Daniela.

> “No olvides lo que me prometiste. Hoy. A las 10. Cantas para mí.”

Suspiró largo.

Daniela... era un caos dulce. Una relación que había nacido por conveniencia y que se sostenía por los flashes de las cámaras más que por emociones reales. No la odiaba, ni mucho menos. Había momentos en que la compañía era agradable. Pero amor, lo que se dice amor, no había.

Y sin embargo, ahí estaba la promesa: una canción especial, un momento privado dentro de lo público. Algo que se suponía que mantendría su imagen intacta y, de paso, la de ella.

Golpeó la almohada con frustración.

Min Yoongi, su mejor amigo y también productor musical, entró a su habitación sin tocar, como era su costumbre.

—¿Sigues aquí acostado? —preguntó, con una bebida energética en la mano—. Pensé que estarías ensayando tu gran número para la reina del drama.

Jungkook se giró, dejando un brazo colgando fuera de la cama.

—No sé si debería ir.

—¿Por todo el tema de los paparazzis?

Jungkook asintió.

—Los productores dijeron que evitara todo lo mediático. Que mantenga bajo perfil.

Yoongi se encogió de hombros, sentándose en la silla giratoria de su estudio.

—Entonces no vayas.

—Le prometí que cantaría.

—Entonces ve.

—¿Tú me estás escuchando?

—No, pero me escucho a mí mismo, que es más interesante —respondió Yoongi con su típico sarcasmo seco—. Mira, haz lo que te dé la gana, Jungkook. Pero si vas a ir, ve porque quieres. No porque crees que se espera de ti. ¿Tú quieres cantar para ella?

Jungkook no respondió.

Yoongi lo miró un momento y luego se levantó, dejando la lata sobre el escritorio.

—Esa es tu respuesta.

Suspiró largo.

Daniela... era un caos dulce. Una relación que había nacido por conveniencia y que se sostenía por los flashes de las cámaras más que por emociones reales. No la odiaba, ni mucho menos. Había momentos en que la compañía era agradable. Pero amor, lo que se dice amor, no había.

Y sin embargo, pensaba en la promesa: una canción especial, un momento privado dentro de lo público. Algo que se suponía que mantendría su imagen intacta y, de paso, la de ella.

Jungkook pensó por unos minutos en lo que Yoongi volvía con otra lata de refresco , al rato el chico volvió con una lata y una chaqueta ,para después sentarse en la silla de Jungkook .

—¿Ya decidiste si vas a ser un buen chico o un fugitivo con talento?

Jungkook levantó la mirada, agotado.

—No sé si debería ir.

—Entonces no vayas.

—Le prometí que cantaría.

—Entonces ve.

—¿Tú me estás tomando en serio?

—A veces. Hoy no.

Yoongi dejó caer la chaqueta en la cama y se cruzó de brazos.

—Mira, si vas a quedarte aquí escondido mientras tus padres hacen otra fiesta de millonarios donde tú eres solo el "producto estrella", genial. Pero si vas a cumplir una promesa que tú mismo hiciste, aunque sea a una novia que ni quieres, hazlo con la frente en alto. Tú decides.

Abajo, la música empezó a sonar más fuerte. Risas. Copas. Flash de cámaras.

Jungkook respiró profundo.

—¿Me ayudas a salir?

Yoongi sonrió.

—¿Acaso no siempre?

Minutos después, mientras todos estaban distraídos con el brindis principal, Yoongi lo guió por el pasillo trasero, una de esas rutas que los empleados usaban para entrar y salir sin interrumpir.

— Debemos de tener cuidado —le dijo su amigo mientras le ponía la capucha—. No hables con nadie. No te quites la gorra. No sonrías a desconocidos. Y por el amor al autotune, no termines otra vez en una portada.

—Prometo portarme mal... con clase —bromeó Jungkook, justo antes de salir por la puerta del garaje junto a su amigo.

Ambos chicos salieron el convertible -celeste cómo el cielo - del chico . Una figura anónima, en camino hacia otra mentira disfrazada de verdad.

No era amor. No era deseo. Era solo cumplir con algo que dijo. Y a veces, eso también era importante.

Mientras se alejaba de su propia mansión, donde sus padres ni siquiera notaron que se había ido, Jungkook no tenía idea de que esa noche, en medio de luces y música, el destino iba a ponerle frente a algo real.

La noche estaba fresca, la ciudad viva de luces y ruidos. El lugar de la fiesta no estaba lejos, pero en el camino, su corazón latía más rápido de lo normal. No era emoción. Era esa tensión que no se podía sacudir. Una presión muda que decía: hazlo bien, pero no brilles demasiado.

No sabía que esa noche, en medio de focos, música y mentiras... algo real estaba por aparecer.

Y no sería Daniela.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Donde viven las historias. Descúbrelo ahora