Pero se detuvo. No podía revelar su identidad aún, no así.
—No te preocupes... estoy bien —dijo, con una voz diferente, falsamente grave y calmada. Una actuación improvisada, pero lo suficientemente creíble para Taehyung.
El otro chico le sonrió débilmente, agradeciendo, y volvió a disculparse con dulzura.
Y Jungkook… Jungkook solo lo miró.
Lo miró como si acabara de ver salir el sol por primera vez en semanas. Como si no importara el dolor del golpe, ni la música ni la gente ni las luces. Solo importaba él. Su expresión, sus labios, su forma de alzar la mirada con esa timidez que aún no perdía.
Pero entonces la escena se quebró.
Una voz surgió detrás de Taehyung, y el alma de Jungkook se encogió al instante.
—Ya te dijo que no importa, déjalo en paz. Ven, sigamos hablando —dijo el chico con una seguridad que le supo a veneno.
Jungkook alzó la vista, furioso. ¿Quién diablos se atrevía a hablarle así a Taehyung? ¿A interrumpir ese instante?
Pero la respuesta llegó antes de que pudiera siquiera preguntar, cuando escuchó la voz de su amado pronunciar un nombre que conocía muy bien, demasiado bien.
—Minho, ya no tenemos nada de qué hablar. Dejé las cosas claras. Vete y déjame en paz de una puta vez —espetó Taehyung, con un tono que destilaba dolor… y dignidad.
Y entonces todo dentro de Jungkook se removió.
Él. Ese era el bastardo. El que lo había lastimado. El que le había arrebatado sonrisas a Taehyung, el que había dejado cicatrices que ni el tiempo lograba borrar. Y ahora estaba ahí, como si nada, buscando su atención, su cercanía, su boca.
Minho intentó una respuesta, arrogante y cargada de una falsa intimidad:
—Oh vamos, Tae...
Pero Jungkook no lo permitió.
Su rabia estalló como un rayo cruzando el cielo. Daba igual el antifaz. Daba igual la gente, la fiesta, las luces.
—¡¿Que no lo oíste?! ¡Te dijo que te fueras! ¡Lárgate de aquí!
La voz de Jungkook tronó como un trueno. Cargada de una furia contenida, de celos, de dolor, de impotencia. Pero, sobre todo, de amor. De un amor que no permitiría que nadie se acercara a herir a Taehyung de nuevo.
Minho se congeló por un instante, sorprendido por la intervención y por la intensidad en los ojos de ese chico que no reconocía. Y sin atreverse a decir más, simplemente se dio la vuelta y desapareció entre la multitud, sin volver a mirar atrás.
Taehyung respiró hondo, aún agitado por el cruce. Se giró hacia él, hacia Jungkook, y con la misma dulzura con la que antes lo había visto, le murmuró:
—Gracias... en serio.
Jungkook solo asintió. No podía hablar. No debía. Si decía una palabra con su voz real, Taehyung lo descubriría. Y no estaba listo. No aún. El miedo a romper el momento lo paralizaba.
Pero justo cuando pensaba reunir valor para decirle algo, lo que fuera, una voz chillona lo interrumpió:
—¡Taehyung! ¡Por fin te encuentro!
Jimin. Apareció entre la gente y, sin darle mucho espacio para reaccionar, tiró del brazo de su hermano.
—Ven, tienes que ver esto. Vamos, ahora.
—Pero, Jimin…
—¡Ahora!
Y antes de que Jungkook pudiera moverse, antes de que pudiera alcanzar una palabra, un adiós, una súplica, Taehyung desapareció arrastrado por su hermano entre la gente.
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: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :
FanfictionTaehyung viaja con su familia los Ángeles para ver a su abuela. Su hermano mayor Jimin, está contentísimo pues piensa conocer a su ídolo El joven y guapo cantante Joen Jungkook . A Taehyung le parece una idea ridícula y no entiende Jimin pues , siem...
CAP 31
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