: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 30

Yoongi levantó la mirada, confundido.

—¿Por qué?

—Por cuidar a Jimin. Por tratarlo bien, incluso cuando podrías haberte rendido o enojado. No todos hacen eso.

Yoongi se limitó a darle un leve asentimiento, y luego, sin mucho drama, murmuró:

—No todos valen lo que vale Park Jimin.

Jungkook sonrió de lado. Se sintió un poco más ligero después de eso. Pero al mismo tiempo, su urgencia por encontrar a Taehyung solo crecía más.

—Tengo que encontrarlo, hyung. Tengo que pedirle perdón. Necesito mirarlo a los ojos y decirle todo lo que no dije. Explicarle lo que sentí, lo que siento… todo.

Yoongi lo observaba con atención, como si pudiera ver el temblor oculto bajo la calma de Jungkook. Como si supiera que, tras su silencio, había un huracán esperando estallar.

Jungkook lo miró también. Y sin pensarlo, simplemente se acercó y lo abrazó. Así, sin palabras. Lo envolvió en sus brazos con fuerza, con sinceridad.

—Estos hermanos… sí que nos enamoraron, ¿verdad? —susurró Jungkook con una sonrisa apagada.

Yoongi soltó una risa seca, algo irónica, pero cargada de complicidad.

—Malditos encantadores —respondió—. Vinimos por ellos y ahora no sabemos cómo seguir sin ellos.

Se separaron un poco, pero la calidez del momento seguía flotando entre ambos.

—Hyung —dijo Jungkook con suavidad—. No conozco del todo a Jimin… no he pasado tiempo con él como tú, pero… puedo asegurarte algo. Él te quiere. Mucho. Y te extraña. Eso se le notaba en los ojos. Aunque no diga nada. Aunque se haga el difícil o se esconda.

Yoongi lo miró de lado, su rostro aún lleno de dudas.

—¿Y si ya es tarde?

—No lo es —respondió Jungkook con firmeza—. Nunca lo es si el sentimiento es real. Si tú lo quieres, ve por él. No esperes a que sea otro quien le tome la mano.

Yoongi asintió despacio, tragando saliva, como si se tragara la indecisión con ella.

—Lo recuperaré. Cueste lo que cueste.

Una sonrisa más amplia apareció en el rostro de Jungkook, hasta que de pronto, se quedó quieto. Como si algo le hubiera cruzado la mente con la intensidad de un rayo.

—Espera…

Yoongi alzó las cejas.

—¿Qué pasa?

Jungkook giró sobre sí mismo, caminó unos pasos y se apoyó sobre la baranda del muelle. Sus dedos temblaron levemente. El aire era fresco y salado, pero lo único que sentía era su corazón golpeándole el pecho.

—Cuando estuvimos en el parque de diversiones… —comenzó, su voz más baja—. Él me habló de su vida. De su hogar. Me contó cosas de su niñez… y mencionó…

Hizo una pausa, frunciendo el ceño con fuerza.

—¿Qué? —apresuró Yoongi, impaciente.

—¡Ya sé dónde está! —exclamó Jungkook, girándose con una mezcla de emoción y nervios—. ¡Me dijo el nombre de su pueblo! Es… es pequeño, dijo. Algo alejado, tranquilo. Ahí es donde debe estar.

Yoongi abrió los ojos.

—¿Estás seguro?

—No al cien por ciento. Pero si Taehyung huyó… si necesitaba paz, si quería volver a su raíz… seguro volvió a ese lugar. Su hogar.