De pronto, como si las palabras de Yoongi fueran una cubeta de agua fría, Jungkook se incorporó con más seriedad. El drama del ferry se evaporó de golpe. Se quedó en silencio unos segundos, apretando los labios mientras bajaba la mirada.

—Buscarlo —respondió, en voz baja pero decidida—. Lo siguiente es buscar a Taehyung.

Yoongi asintió con un leve movimiento de cabeza.

—Corea es enorme, Jungkook. No lo vas a encontrar así como así. Necesitamos una pista, algo concreto. ¿Sabes dónde está?

Jungkook frunció el ceño, apretando los puños.

—No exactamente…

—Pues entonces estamos jodidos —dijo Yoongi con un suspiro.

—¡Pero tú debiste hablar con Jimin! —exclamó Jungkook de repente, girando hacia él con esperanza renovada—. ¡Seguro él te dijo algo, algún lugar, alguna dirección! ¡Vamos, hyung, coopera!

Yoongi bajó la cabeza lentamente, con una media sonrisa resignada.

—No… no me dijo nada. No hablamos desde aquella Tarde  No después de… bueno, eso.

—¿Eso? —repitió Jungkook, alzando una ceja—. ¿Qué pasó con ustedes?

Yoongi tardó un poco en responder. Sus ojos se perdieron en el suelo por un momento, como si buscara entre los adoquines las palabras adecuadas. Luego, suspiró profundamente, sabiendo que no podía ocultarlo más.

—Fue esa tarde de playa cuando desapareciste con Tae y dejaron tus llaves de tu auto en su bolso . Jimin apareció en tu casa. Entró con tus llaves, y me encontró ahí, desayunando tranquilamente un sándwich como si fuera dueño del lugar —explicó, con una sonrisa torcida.

—¿Y? —inquirió Jungkook, cruzándose de brazos—. ¿Qué pasó?

—Pasó… todo —respondió Yoongi, con un dejo de emoción en la voz—. Se enojó, me confrontó… y yo terminé contándole la verdad. Bueno, parte de ella. Le confesé que lo había extrañado. Que lo busqué. Que lo planeé todo para volver a verlo. Y… que me gustaba. Mucho.

Jungkook lo miró en silencio, sorprendido por la sinceridad. Era raro ver a Yoongi así: tan abierto, tan… expuesto.

—¿Y él?

Yoongi esbozó una sonrisa suave, casi nostálgica.

—Me dio permiso.

—¿Permiso?

—Para besarlo.

Jungkook abrió los ojos como platos.

—¡¿Le diste un beso a Jimin?!

(Ni : Si amigue, hasta Min ya beso y tu nada porque siempre las kgs )

Yoongi asintió lentamente.

—No uno cualquiera. Fue… ese tipo de beso que se queda en la piel. Que te dice que estás exactamente donde deberías estar. Que hace que el mundo se calle por un momento.

Jungkook se quedó mudo. Casi le dieron ganas de soltar un “wow” melodramático, pero se contuvo.

—Entonces… ¿todo bien entre ustedes?

—No exactamente —respondió Yoongi, encogiéndose de hombros—. Le dije que lo iba a dejar pensar. Que me iba a dar el tiempo que él necesitara. Y aunque desde que se fue me muero por escribirle, por llamarlo, por saber si piensa en mí tanto como yo pienso en él… decidí respetar su espacio.

El silencio se asentó entre ambos. Jungkook sintió un nudo en la garganta, aunque no era tristeza. Era más bien admiración.

—Hyung… —dijo al fin, más tranquilo—. Gracias.

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