La misión había comenzado.

---- JUNGKOOK ----

El murmullo constante del mar se mezclaba con las vibraciones suaves del motor, ese zumbido casi imperceptible que Jungkook había llegado a odiar con el alma. El ferry, que en fotos parecía una fantasía de lujo, había sido en realidad un escenario de tortura silenciosa para él durante más de veinte horas.

No es que estuviera mal… pero Jungkook no había nacido para viajar en ferry.

—Juro que sentí el alma separarse de mi cuerpo en algún punto —murmuró, aún con el rostro pálido, mientras bajaba con pasos inseguros por la pasarela.

El viento frío de Corea del Sur le acarició el rostro como una bienvenida amable, y en cuanto sus zapatillas tocaron tierra firme, se dejó caer de rodillas en el suelo del puerto, con los brazos abiertos como si saludara al planeta.

—¡GRACIAS, COREA! —gritó dramáticamente, ignorando las miradas ajenas—. ¡Nunca más me subo a un ferry! ¡Nunca más!

Yoongi, que caminaba detrás suyo con total tranquilidad y cara de aburrido, soltó una carcajada seca y resignada.

—¿De verdad acabas de besar el suelo?

Jungkook se giró con cara seria, pero con tierra pegada en la mejilla.

—Sí. Y lo volvería a hacer. Este piso inmóvil es la mejor sensación del mundo.

Yoongi se agachó ligeramente, mirándolo con burla y una ceja alzada.

—¿Qué pasó con el “yo soy Jungkook, he dado conciertos flotando en plataformas sobre el público, nada me da miedo”?

—Eso era fingido, Yoongi. Esto es la vida real. El ferry se movía más que mis sentimientos últimamente.

—Eso es decir mucho —respondió Yoongi, cruzándose de brazos, y luego añadió con una sonrisa—. Me sorprende que no te hayas puesto a vomitar por la borda.

—Casi lo hago… —respondió el más joven con dramatismo—. Tres veces. La señora del asiento de al lado me dio galletas de jengibre y me dijo que hiciera respiraciones profundas. Respiraciones profundas, hyung. Como si eso pudiera hacerme olvidar que el océano estaba tratando de tragarme entero.

Yoongi se rió abiertamente ahora, de esa forma seca pero sincera que tanto lo caracterizaba. Sacó su teléfono para grabar en secreto mientras Jungkook se volvía a levantar, sacudiéndose el pantalón.

—¿Estás grabando?

—Para el archivo de humillaciones personales. Este será el clip que reproduciré en tu próxima fiesta de cumpleaños.

—Eres un monstruo.

—Y tú eres dramático. Buena dupla.

Ambos rieron mientras se alejaban del puerto, cargando sus maletas, aún con restos de sal en la ropa y un dejo de cansancio en los hombros. Pero a pesar de todo, Jungkook sentía algo más dentro de sí… algo más ligero. Como si el viaje, con todo su malestar, también se hubiera llevado parte del peso que arrastraba desde Los Ángeles.

Había hecho lo correcto con el post. Había sido honesto, directo, y había decidido no esconder lo que no era necesario esconder. Por primera vez en semanas, sentía que podía respirar con más libertad.

—Ya, ya —dijo Yoongi, dándole un pequeño codazo a Jungkook, que seguía tocando el suelo como si quisiera abrazarlo—. Besa la tierra después si quieres, pero dime… ¿qué sigue?

Jungkook parpadeó y lo miró, aún medio en trance.

—¿Eh?

—El plan, genio. Lo de Taehyung. Ya llegamos a Corea, ahora dime… ¿qué sigue?

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now