El corazón de Jungkook se hundió. Por un momento, el aire pareció salírsele del pecho. Sintió cómo la frustración volvía a acumularse, cómo el miedo regresaba. Pero ahora era distinto. Ya no era el miedo de esconderse, era el miedo de perderlo. Y ese miedo era lo que lo hacía avanzar.

-Entonces iremos a Corea -dijo, levantándose con decisión.

Yoongi arqueó una ceja, pero ya no se sorprendía tanto.

-¿Ahora?

-Lo antes posible. Tengo que encontrarlo. Y esta vez, no voy a rendirme.

Yoongi se puso de pie también, sonriendo de lado.

-Déjamelo a mí. Yo consigo los vuelos.

Jungkook asintió, con una pequeña sonrisa en los labios. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía vivo.

Y esta vez, lo haría bien.

-Min... espera. No podemos ir en avión directo a Corea -dije de pronto, mi voz cortando el aire como un filo. Lo miré con seriedad-. No podemos hacerlo así. No si quiero protegerlo.

Yoongi frunció el ceño, extrañado. Me aclaré la garganta y hablé, esta vez con el corazón en la mano:

-Si llegamos a aparecer en el aeropuerto... los paparazzis nos van a ver. Son como sombras que nunca descansan. No importa si es un vuelo privado o si usamos un hangar oculto. Ellos tienen ojos en todas partes, Min... y si nos siguen -porque lo harán- van a averiguar hacia dónde va ese avión. Es solo cuestión de tiempo. Lo rastrean todo, lo comparan con registros de vuelo, incluso investigan a los empleados. Son rápidos, meticulosos, obsesivos. No tardarán en conectar las piezas.

Hice una pausa, mis dedos temblaban apenas en el volante, aunque estábamos aún estacionados.

-Y cuando lo hagan... cuando sepan a dónde voy, van a entender que estoy viajando directo al lugar donde está Taehyung. Lo vincularán conmigo otra vez. Empezarán a especular. Titulares. Notas falsas. Preguntas invasivas. Y él... él volverá a estar en medio del huracán que yo creé con mi silencio, con mi cobardía. Ya lo lastimé demasiado, Yoongi. No quiero que siga pagando por mis actos. Por mis palabras. Por no haberlo defendido cuando debía.

Yoongi me miró en silencio. No dijo nada. Solo escuchaba. Como siempre hacía cuando notaba que mi voz venía desde lo más profundo.

-Además... -continué, más suave ahora-. No quiero que sepa que voy. Quiero que sea un secreto. Quiero... aparecer sin que me espere. No por ego. No por dramatismo. Sino porque... siento que si le aviso... si le escribo... tal vez me cierre la puerta antes siquiera de intentar hablarle. Y lo entendería. Se la cerraría a alguien como yo. Así que prefiero ir sin que lo sepa. Y mirarlo. Solo mirarlo una vez más. Y si me rechaza, me voy... pero si me escucha... si me escucha, Yoongi... tal vez pueda pedirle perdón. De verdad.

Yoongi parpadeó, procesando mis palabras.

-Tienes razón... -dijo con una ceja levantada, pensativo-. ¿Entonces qué propones? No hay otra forma de llegar a Corea. Está el océano de por medio, Jungkook, no podemos ir nadando -añadió con sarcasmo, medio sonriendo.

Yo solté un suspiro, frustrado, cruzando los brazos sobre el pecho.

-No lo sé... tal vez... podríamos ver mapas, rutas alternativas, algo discreto -probalemente sonaba ridículo, pero no me importaba. Estaba decidido.0
Yoongi se levantó de la cama y fue por su mochila, sacando su laptop como si de pronto tuviera una misión especial. Me le uní, ambos inclinados sobre la pantalla, buscando mapas, rutas, vuelos privados, cualquier cosa.

Después de unos minutos de silencio, Yoongi soltó un leve "¡Ajá!" como si hubiera encontrado oro.

-Mira esto -me señaló una ruta-. Podríamos hacer un vuelo privado a China. No hay conexión directa con Corea del Sur desde ahí sin levantar sospechas si nos movemos con cautela. Luego, desde una costa específica en China, podríamos tomar un ferry o una embarcación hasta Corea.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now