-Quiero hablar con ustedes -interrumpió él con voz firme, bajando las manos a sus costados.

Su padre y su madre alzaron la mirada al mismo tiempo. Lo miraron como si se sorprendieran de que hablara, como si no fuera parte del protocolo.

-¿Ahora? -preguntó su padre, aún con el ceño fruncido, confundido.

-Sí. Ahora. Por favor.

El tono que usó no era el de costumbre. No era el del hijo obediente, ni del chico modelo de la industria. Era el de un joven a punto de romperse si no lo escuchaban.

Ellos dejaron los papeles, intercambiaron miradas, y esperaron.

Jungkook respiró hondo. Sintió que el corazón se le subía hasta la garganta.

-Estoy cansado -comenzó-. Agotado. De todo esto. De las cámaras, de las entrevistas, de fingir... de ustedes.

Su madre frunció los labios. Su padre se irguió en su silla.

-No quiero esta vida así. No si tengo que convertirme en algo que no soy, no si tengo que seguir mintiendo todos los días. No si ustedes... -hizo una pausa, la garganta le ardía- ...no si ustedes siguen tratándome como su inversión y no como su hijo.

Sus padres quisieron hablar, pero él levantó una mano.

-No terminé. Les agradezco lo que hicieron por mí, por impulsarme, por ayudarme a llegar hasta aquí. Pero estoy... estoy vacío. Me despierto todos los días sintiéndome una mentira. Me miro al espejo y no me reconozco. Tengo gente que me ama y no puedo amar libremente. Me han dicho cómo sonreír, qué decir, a quién querer, incluso con quién estar. Y yo lo permití. Pero ya no quiero.

El silencio era espeso.

-Jungkook, estás siendo irracional -empezó su madre, tratando de mantener la calma-. Sabes que esto es parte del trabajo, de lo que conlleva la fama...

-¡No quiero la fama así! -gritó de pronto, rompiendo por fin esa máscara que había mantenido tanto tiempo- No si me cuesta perder a las personas que amo... no si me cuesta perderme a mí mismo.

Su padre se frotó el rostro, frustrado.

-Mira, podemos reajustar tu calendario, tomarte unas vacaciones, buscar un nuevo asistente si quieres, pero no puedes tirar todo por la borda porque estés cansado, hijo...

-No. Ustedes no entienden. No quiero otro asistente. Quiero unos padres.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no dejó que cayeran.

-Y si no pueden serlo, si lo único que pueden ser es mis mánagers, entonces están despedidos.

El silencio se volvió total.

Su madre palideció. Su padre se quedó inmóvil, como si no procesara las palabras.

Jungkook tragó saliva, dio un paso atrás, y les dedicó una última mirada. Había tristeza en su rostro, pero también determinación. No era una rabieta. Era la decisión de alguien que se estaba salvando a sí mismo.

-Quiero que se queden, pero como mis padres. No como mis jefes.

Dio media vuelta, cruzó el gran ventanal hacia la sala y dejó que la puerta de vidrio se cerrara tras él con un clic seco. No miró atrás.

Sabía que eso había removido todo.

Y aunque doliera, sabía que estaba empezando a tomar las riendas de su vida.

--- UN RATO DESPUÉS ---

La mansión estaba en completo silencio. Jungkook caminó por los pasillos sintiendo que cada rincón pesaba más que el anterior, como si las paredes que alguna vez parecieron protegerlo ahora lo estuvieran ahogando. Al entrar a la cocina, Bam lo recibió con un leve ladrido y moviendo la cola. Jungkook sonrió débilmente, abriendo el refrigerador para sacar el recipiente con la comida del perro y servirla con cuidado.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now