Asentí en silencio. El ferry seguía avanzando, vibrando bajo mis pies como un corazón latiendo con fuerza. O como mi estómago queriendo expulsar el desayuno.

-¿Y ahora? -me preguntó él, alzando una ceja.

-Ahora... espero que lo lea.

Yoongi sonrió levemente.

-Conociéndolo no , aunque conociendo a su hermano, ya lo a de estar leyendo. O está agarrando a alguien de las mechas. Uno de dos.

Y por primera vez desde que nos subimos a ese barco, reí. Solo un poco. Pero fue suficiente para darme cuenta de algo.

Estaba asustado. Mareado. Vulnerable.

Pero más que eso...
Estaba enamorado.

Y no pensaba rendirme sin dar pelea.

--- TAEHYUNG ---


La sala estaba sumida en una suave penumbra, iluminada solo por el parpadeo de la pantalla del televisor, que mostraba una comedia romántica que Jimin había elegido mientras ambos mordisqueaban las galletas que quedaban… las menos deformes, claro.

Taehyung, con el cuerpo estirado en el sofá y una manta sobre las piernas, aún sentía resonar en su cabeza la última frase del post de Jungkook:

> “Nadie debería ser señalado por elegir amar a alguien.”

Se había quedado viendo esa línea durante más tiempo del que admitiría. Había algo en esas palabras que calaban más hondo de lo que deberían, como si no fueran dirigidas solo al mundo, sino también... a él.

Pero no quiso pensarlo mucho. Así que simplemente dejó el celular en la mesa de centro, se hundió un poco más entre los cojines, y tomó otra galleta, esta vez una que milagrosamente sí parecía una estrella y no un zapato chamuscado.

Sus padres ya se habían retirado a dormir hacía un rato, tras reírse un buen rato con ellos y felicitar a Jimin por su “gran innovación artística en repostería”.

Todo estaba tranquilo.

Hasta que…

—¡¡¡AAAAAAHHHHH!!! —chilló Jimin, tan fuerte que a Taehyung se le cayó la galleta.

—¡¿QUÉ DEMONIOS, HYUNG?! —se llevó una mano al pecho, su corazón ahora latiendo como si hubiera corrido una maratón—. ¡Me vas a matar de un susto!

Jimin estaba con los ojos muy abiertos, la boca entreabierta y las manos en las mejillas, como si hubiera visto un fantasma.

—¡LO OLVIDÉ! ¡NOOO! —exclamó Jimin como si el mundo estuviera a punto de acabarse.

Taehyung entrecerró los ojos, intentando entender si algo grave había pasado en realidad o si su hermano solo había recordado que había dejado ropa en la lavadora otra vez.

—¿Qué cosa? ¿Te olvidaste de apagar la estufa? ¿De alimentar a tu cactus? —bromeó Tae con voz ronca.

—¡EL BAILE! —gritó Jimin, tirando el cojín al suelo—. ¡El de la prepa! ¡ES EN DOS DÍAS, TAE! ¡DOS! ¡Y NO TENGO NADA QUÉ PONERME! ¡MI VIDA SOCIAL SE VA A ACABAR!

Taehyung soltó una carcajada tan fuerte que incluso Bam —quien dormía en su camita al otro lado del sofá— alzó la cabeza confundido. Tae se dobló un poco hacia un lado, riéndose sin piedad.

—Dios, eres tan dramático —dijo entre risas—. ¡Solo es un baile!

—¡Solo un baile! —repitió Jimin como si le acabaran de insultar—. ¡Es EL baile! El último, el más importante, el que define los recuerdos de adolescencia perfectos. ¡Y ni siquiera tengo zapatos! ¡Me veré como una almeja con glitter!

Taehyung dejó de reírse lo justo para tomar aire.

—Hyung, relájate, por favor. Mañana a primera hora te ayudo a buscar ropa. Vamos a una tienda y listo. No es el fin del mundo.

Jimin lo miró con los ojos entrecerrados, aún respirando con dramatismo.

—¿En serio? —preguntó, recuperando poco a poco la compostura—. ¿Me vas a acompañar?

—Sí, sí… claro. Para que no mueras de estrés.

—¡Entonces tienes que venir conmigo también al baile! —dijo Jimin de pronto, como si fuese la condición ineludible de un contrato.

Taehyung se encogió un poco en su lugar.

—¿Qué? No, yo no…

—¡Vamos, Tae! ¡Por favor, por favor, por favooor! ¡No me dejes ir solo! ¡Necesito un alma conocida cerca si me desmayo en la pista de baile!

—¿Quién se desmaya bailando?

—¡Yo si el DJ pone algo de SHINee y se me doblan las rodillas! —insistió Jimin.

Taehyung soltó un suspiro, pero la sonrisa se le escapó igual. Ver a su hermano tan desesperado era casi tierno. Casi.

—Está bien… lo voy a pensar, ¿sí?

Jimin no esperó a que terminara la frase. Se lanzó encima de él como si fuera una victoria épica, abrazándolo con fuerza.

—¡Sabía que dirías que sí! ¡Te amo, TaeTae! ¡Eres el mejor hermano del mundo!

—Sí, sí, bájate antes de que me aplastes el pulmón izquierdo…

Después de unos segundos, ambos volvieron a sus posiciones originales, y Jimin empezó a hablar animadamente de ideas para el atuendo que quería: algo “elegante pero no serio”, “brillante pero no obvio”, “con personalidad pero sin parecer una piñata”, decía mientras hacía gestos exagerados con las manos.

Taehyung lo escuchaba, dejando que su voz alegre lo envolviera, mientras en su mente aún flotaban las palabras que había leído en la publicación de Jungkook. No sabía si se atrevería a decirlo en voz alta, pero algo en su pecho se había sentido un poco más... liviano, después de leer eso.

Y mientras Jimin seguía parloteando sobre brillos, camisas entalladas y opciones de peinado, Taehyung sonrió suavemente, pensando que tal vez, solo tal vez... la vida aún podía dar algunas sorpresas buenas.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now