Bajó las escaleras arrastrando un poco los pies, y al llegar a la cocina encontró a su madre ya despierta. Ella lo miró con dulzura, como si quisiera abrazarlo sin decir nada. Y eso fue exactamente lo que hizo. Lo rodeó con los brazos por unos segundos largos, y él, aunque al principio rígido, correspondió en silencio.

—¿Dormiste bien, cielo? —susurró ella.

Taehyung asintió, aunque ambos sabían que era mentira.

—Tu padre fue a llamar un taxi. Jimin todavía no baja —dijo mientras ponía dos tazas de café sobre la mesa.

Taehyung se sentó, mirando su taza sin beberla. No tenía hambre. No tenía ganas.

A los pocos minutos, se escucharon pasos apresurados por las escaleras. Jimin bajó aún con pijama y el cabello revuelto.

—¿¡Ya se van!? —preguntó con una mezcla de susto y frustración.

—Ya es hora —respondió su padre, entrando por la puerta principal con las llaves en la mano.

—¡Pero ni siquiera desayunamos juntos! —exclamó Jimin, haciendo puchero—. ¡Yo quería… no sé, al menos salir a tomar una última foto!

—Ya tomaste miles —bromeó su madre, intentando alivianar el ambiente.

Jimin no respondió. Solo miró a Taehyung, como si esperara una señal de él para protestar o suplicar quedarse un poco más. Pero Taehyung no dijo nada. No podía. Solo tomó su maleta y desvió la mirada.

—¿Nos vamos ya? —preguntó, con voz baja.

Su padre asintió, y su madre acarició el hombro de Jimin con ternura.

—Ponte algo rápido, hijo. No queremos perder el vuelo.

Mientras Jimin subía a regañadientes a cambiarse, Taehyung fue hacia la sala. Su abuela lo esperaba de pie junto a la puerta. Al verla, por un instante, el nudo en su garganta volvió a apretar.

—¿Lista para que me vaya? —intentó bromear.

Ella lo miró con ojos brillosos y le acarició la mejilla.

—No. Pero lista para que seas fuerte.

Y con eso, le dio un beso en la frente. El mismo beso que le daba de niño cada vez que tenía miedo.

Taehyung apretó los labios para no romperse ahí mismo. No quería más lágrimas. No quería más despedidas que dolieran.

Jimin bajó corriendo, ya cambiado, y sin decir nada más, todos salieron rumbo al aeropuerto.

La maleta ya estaba en el maletero. La puerta del auto abierta. Taehyung ya tenía medio cuerpo dentro del asiento trasero cuando un ruido sordo y un leve crujido hicieron que todos se detuvieran.

—¿Qué fue eso? —preguntó la madre, mirando hacia el suelo.

El padre caminó hacia la parte delantera del vehículo y soltó un suspiro frustrado.

—Genial… se pinchó una llanta.

—¿¡Qué!? —exclamó Jimin, bajando inmediatamente del auto—. ¡¿Cómo que una llanta se pinchó ahora!? ¡Vamos a perder el vuelo! ¡¡Este auto es una traición!!

—Cálmate, hijo, es solo una llanta —respondió la madre, tratando de mantener la calma.

—¡Solo una llanta! ¿¡Solo!? ¡Es el fin del viaje! ¡Es una señal del universo! ¡Nos quiere aquí! —Jimin comenzó a caminar en círculos por el jardín—. ¡No me cambié en pijama corriendo por las escaleras para nada! ¡Mi sacrificio debe valer algo!

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Donde viven las historias. Descúbrelo ahora