: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 27

Mi madre me miró y abrió los brazos.

—Taehyung…

Caminé hacia ella con pasos cortos y la abracé. Luego saludé a mi padre con una leve sonrisa, pero algo en sus ojos me dejó claro que ambos notaban mi expresión apagada.

—¿Estás bien, hijo?

Asentí.

Mentí otra vez.

Nos sentamos a la mesa para desayunar. Jimin hablaba, se reía, hacía preguntas. Yo solo miraba mi plato. El pan se enfriaba, la mantequilla se derretía y el jugo perdía su frescura. Yo no comía. Solo existía ahí, sintiéndome como un fantasma sentado entre los vivos.

La mañana pasó sin mayor novedad. O al menos así lo fingí. Jimin se ofreció a ayudar a mi madre en la cocina y yo me encerré en mi cuarto, otra vez. Miraba el techo. O el suelo. O nada.

Cuando llegó la hora del almuerzo, bajamos nuevamente. La mesa estaba servida con uno de nuestros platos favoritos, pero yo ni siquiera sentí el aroma.

Nos sentamos, y mi padre alzó la voz.

—Tenemos algo que decirles a los dos.

Jimin y yo nos miramos. Él parecía emocionado. Yo solo esperaba que no fuera nada importante.

—Mañana —continuó mi madre—, volveremos al pueblo. Ya es hora de regresar a casa. Las vacaciones se acabaron. Y sus estudios también los están esperando.

La reacción fue inmediata.

—¿Qué? —Jimin frunció el ceño—. ¿Ya? ¡Pero aún no hemos…!

No terminó la frase. Su cara lo decía todo: decepción.

Yo, en cambio, me quedé en silencio.

No dije nada.

No probé el plato.

Solo me quedé mirando el borde del mantel, sintiendo cómo las palabras “volver a casa” resonaban como una sentencia.

Porque irme significaba dejar muchas cosas atrás. Pero también, quizás, dejar de seguir hiriéndome.

Volver era lo mejor.

Pero dolía igual.

Y en medio de esa comida familiar, me sentí más solo que nunca.

—¿Mañana? —la voz de Jimin se alzó con incredulidad, cortando la tranquilidad del almuerzo—. ¿Cómo que mañana?

Nuestros padres lo miraron con calma, como si ya esperaran su reacción.

—Hijito, ya es tiempo. Ustedes han estado muchas semanas aquí —dijo mamá con tono suave—. Tienen que regresar a clases, y nosotros también al trabajo.

—¡Pero yo no quiero irme! —insistió Jimin, dejando los cubiertos sobre la mesa con un golpe leve—. ¡Aún no hemos hecho nada! ¡Aún no he ido a los lugares que quería! ¡No he tenido tiempo de ver a Jungkook!

Sentí un latido incómodo en el pecho.

—¡Ni siquiera logré verlo bien! —continuó él, exaltado—. ¡Teníamos planes! ¡Quiero volver al club de fans, quiero ir a su cafetería temática! ¡Este lugar es mágico, no puedo simplemente… regresar!

Mis dedos se cerraron alrededor del vaso de agua. Lo miré, con los nudillos tensos. Las palabras "ver a Jungkook", "Jungkook", "Jungkook" golpeaban mi cabeza como martillos.

Y entonces lo dijo.

—Además, ¿qué tal si justo ahora él va a hacer algún evento aquí? ¿O una presentación sorpresa? ¡No me lo quiero perder! ¡Él es tan increíble…!