El viaje al aeropuerto comenzó, ahora sí, con todos a bordo. Y mientras el coche avanzaba, Taehyung miró por la ventana con los auriculares puestos, dejando que la música llenara los espacios vacíos de su alma.

Seujun tenía razón.

El mundo no se había terminado.

Y tal vez… solo tal vez… el suyo apenas estaba comenzando.

– CON JUNGKOOK –

La mañana empezó como todas las demás.

Café sin azúcar, agenda sobre la mesa, mensajes que no respondía y un chófer esperándolo en la puerta. El sol brillaba en Los Ángeles, como si no supiera que dentro de él todo estaba nublado.

Se ajustó el traje informal negro, se colocó las gafas de sol, y salió sin decir una palabra. Su agenda marcaba “ensayo en estudio con la banda – 10:00 AM”, pero su mente no estaba ahí.

Nunca lo estuvo del todo desde hace días.

El estudio era amplio, de paredes aisladas y luces cálidas. Sus compañeros ya lo esperaban. Jinwoo probaba la batería, Seok el bajo, y los demás afinaban instrumentos. Jungkook se colocó los audífonos, saludó con un gesto leve, y se posicionó frente al micrófono.

—Ensayaremos “Hero”, la nueva —dijo el productor desde el otro lado del vidrio—. Solo vamos a ajustar armonías, ya tienen casi todo.

Jungkook asintió, automático. La música comenzó a sonar, potente y envolvente, y él entró en su personaje: el artista, el ídolo, la imagen brillante.

—” Yeah
Yeah

I'm not superman
I can't take your hand
And fly you anywhere
You want to go (yeah)

I can't read your mind
Like a billboard sign
And tell you everything
You want to hear

But I'll be your hero

Cause I, I can be everything you need
If you're the one for me
Like gravity
I'll be unstoppable

I got believe in destiny
Or maybe an ordinary guy
With heart a soul
But if you're the one for me
I'll be your hero

Su voz fue perfecta. No desafinó. No se detuvo. Pero tampoco sintió nada.

Terminó la canción y los encargados aplaudieron con satisfacción.

—¡Eso fue todo por hoy, chicos! —dijo el director musical—. Buen trabajo. Nos vemos mañana.

Los demás recogieron sus cosas. Algunos se rieron entre ellos, otros hicieron planes para almorzar. Jungkook, en cambio, se quedó en la cabina de grabación, sentado en la silla frente al panel de audio, en silencio. Abrió su laptop sin mucho interés, solo para llenar el vacío.

Y entonces la vio.

Una carpeta en el escritorio digital. “ T.G”.

Sus dedos dudaron. Pero terminaron dándole doble clic.

Imágenes comenzaron a desplegarse una tras otra. Fotos en el parque, desenfocadas y naturales. Bam saltando con la lengua afuera. Taehyung sosteniéndolo con los brazos abiertos. Una toma borrosa de ambos en una montaña rusa. Otra de él, Jungkook, mirando hacia el cielo con los ojos entrecerrados por el sol, tomada sin que se diera cuenta.

El nudo en su garganta fue inmediato.

—Estás muy callado hoy —dijo una voz detrás de él.

Era Yoongi.

Vestía ropa sencilla y una gorra negra. Se apoyó en el marco de la puerta y lo observó.

—Todo bien —respondió Jungkook sin mirarlo, cerrando lentamente la laptop—. Solo estaba revisando unas fotos.

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