: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 26

Jungkook tardó en reaccionar.
Parpadeó.
Volvió a mirar la pantalla, como si necesitara confirmar que lo había leído bien.
Pero sí.
Estaba ahí. Real.
Y con cada palabra, sentía el mundo agrietarse.

—Sí —respondió, apagando la pantalla al instante—. Es solo… una tontería. Nada importante.

Intentó sonreír, pero por dentro estaba hecho un desastre.
No solo por el miedo.
No solo por la amenaza.

Sino por lo que eso implicaba.
Por la forma en que el mensaje no solo lo atacaba a él…
Sino también a Taehyung.

A él.

A quien acababa de tomarle la mano.
A quien había estado a punto de besar.
A quien quería proteger, aunque no supiera cómo.

Jungkook tragó saliva y se movió.
A su lado. Como si nada.
Como si no tuviera en el pecho un huracán.
Como si no sintiera que algo estaba por romperse.

Y mientras Taehyung lo miraba de reojo, quizás aún con una sonrisa suave,
Jungkook solo podía pensar en una cosa:

“No puedo perderlo. Pero tampoco puedo arrastrarlo a esto.”

Sus dedos aún temblaban cuando guardó el celular en el bolsillo. El mensaje seguía retumbando en su mente como una alarma sorda. Cada palabra era una amenaza, una advertencia, un disparo silencioso directo a su pecho.

Pero Taehyung estaba ahí. Tan cerca. Mirándolo con esos ojos oscuros y atentos, sin saber que acababan de tratarlo como un "peligro", como su perdición.
Como si fuera culpable de algo que ni siquiera había pasado.

—¿Estás seguro de que estás bien? —preguntó Taehyung otra vez, con un tono suave, pero firme. Esa clase de voz que atravesaba cualquier barrera.

Jungkook intentó responder.
Intentó decir algo, lo que fuera.
Pero no salía nada.

Todo dentro de él era un torbellino. Una maraña de pensamientos, miedo, contradicción… y un deseo cada vez más incontrolable de aferrarse a esa paz que solo Taehyung le estaba dando.

No quería alejarse.
No quería soltarlo.
No quería… perderlo.

—Kook… —Taehyung se acercó un poco más, sin presionarlo, pero con la misma preocupación en la mirada—. Si no querés hablar, está bien. Solo decime si necesitás que estemos en silencio… o si querés volver.

Pero Jungkook no se alejó.

Al contrario.

Fue como si sus pies se movieran solos, guiados por algo que su mente ya no podía controlar.
Se acercó.
Un paso.
Dos.
Hasta estar frente a él otra vez.

Los ojos de Taehyung se abrieron un poco, pero no se movió. No retrocedió.
Y Jungkook, por algún motivo que no comprendía del todo —¿impulso?, ¿necesidad?, ¿sentimientos?—, se inclinó hacia él.

Tan cerca.
Otra vez.
A centímetros.
Los labios a un suspiro de distancia.

Y justo entonces…
una carcajada a lo lejos.
El chapoteo del mar.
Y dos figuras emergiendo entre las olas.

Surfistas.

Jungkook se congeló.
Los observó con el corazón desbocado.
Eran solo dos chicos más, riendo, arrastrando sus tablas, caminando de regreso por la orilla.

Pero el miedo volvió.
El mensaje volvió.

“Sabemos dónde estás. No destruyas su vida también.”

Los surfistas no lo reconocieron. No se detuvieron. Ni siquiera miraron hacia ellos.

Pero eso bastó.