—Sí. Me gusta mucho.

Taehyung bajó la mirada, su sonrisa apenas contenida.

—A mí también —confesó, en voz baja.

Un nuevo silencio se hizo entre ellos, pero no tenía urgencia ni incomodidad. Era un espacio donde se permitían estar… simplemente estar.

Jungkook lo miró. Esta vez, con una expresión distinta. Sus ojos, oscuros y brillantes, se posaron en Taehyung con ternura, pero también con una chispa juguetona, como la que reservaba para el escenario o los encuentros con sus fans. Era una mirada coqueta, casi encantadora, casi… mágica.

Taehyung ladeó la cabeza y lo miró entrecerrando los ojos.

—Lo estás haciendo otra vez.

—¿Haciendo qué? —preguntó Jungkook, fingiendo total inocencia.

—Esa mirada —acusó Taehyung, señalando sus ojos—. Ese truco tuyo con los ojos. El de “mírenme, soy adorable y ustedes caerán”.

Jungkook fingió sorpresa, llevando una mano al pecho.

—¿Ésta? —preguntó, poniendo una cara exageradamente ridícula con los ojos muy abiertos y labios apretados.

Taehyung soltó una carcajada. Se rió con ganas, con la cabeza echada hacia atrás, mientras el lago seguía reflejando la luz tenue del atardecer.

Jungkook lo observó con una sonrisa genuina. Esa risa… lo hacía olvidar todo lo demás.

—Ya, basta —dijo Taehyung entre risas—. Mejor vámonos, que nos vamos a enfermar si seguimos aquí empapados.

—Tienes razón —asintió Jungkook, poniéndose de pie.

Extendió una mano hacia él, sin decir nada más. Taehyung dudó por un instante, pero luego la tomó, dejando que Jungkook lo ayudara a levantarse.

Sus dedos se entrelazaron solo por un segundo, lo suficiente para que el corazón de ambos se agitara un poco.

Y así, juntos, comenzaron a caminar. Lentos, mojados, pero sonriendo.

Como si ese paseo por la orilla del lago fuera lo más libre que habían sido en mucho, mucho tiempo.

– UN RATO DESPUÉS –

La arena crujía suavemente bajo sus pies mientras caminaban por el sendero que los guiaba de regreso a la playa. El cielo había adoptado tonos dorados y rosados, como si quisiera envolverlos en la quietud de un atardecer que parecía eterno. A su alrededor, el viento soplaba leve, acariciando sus rostros, revolviendo sus cabellos con una suavidad que parecía decirles que el mundo podía detenerse solo por ellos.

El silencio que compartían no era incómodo. Al contrario, era de esos silencios llenos de significado, donde las palabras no eran necesarias porque la presencia lo decía todo.

Jungkook iba un paso adelante, hasta que sus dedos rozaron por accidente los de Taehyung. Fue solo un segundo. Un instante. Pero suficiente para que ambos lo sintieran… como una chispa.

Y entonces, casi como si una fuerza invisible guiara sus movimientos, Taehyung entrelazó sus dedos con los de Jungkook, sin pensarlo demasiado, solo… guiado por el momento.

Jungkook no se alejó. De hecho, apretó suavemente su mano, como si necesitara confirmar que aquello era real.

Ninguno dijo nada.

Pero dentro de ambos, un huracán de emociones giraba a velocidades que ni siquiera comprendían.

Taehyung sentía cómo su corazón palpitaba con fuerza, no de miedo, sino de algo parecido a la esperanza.
Jungkook, por su parte, sentía una calidez que le llenaba el pecho, un cosquilleo que iba desde su estómago hasta la garganta.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Onde histórias criam vida. Descubra agora