Jungkook lo miró en silencio. Sus ojos se suavizaron mientras observaba la forma en la que Taehyung hablaba, su sinceridad desbordante, su empatía.

—¿No te cansa? —preguntó Taehyung de pronto, girando hacia él—. ¿No te agota pensar que tendrás que soportar todo eso… solo?

El silencio se volvió más pesado esta vez, pero no incómodo. Solo real.

Jungkook no respondió al instante. Su mirada estaba fija en el reflejo del cielo sobre el agua. Pero su mente… su mente estaba en esa palabra: “solo”.

Porque sí. Lo estaba.

Hasta ahora.

—No tengo elección —dijo Jungkook, rompiendo el silencio.

Taehyung lo miró, confundido.

—¿Cómo que no?

Jungkook alzó los hombros ligeramente, como si no valiera la pena explicarlo.

—Simplemente no la tengo.

Taehyung frunció el ceño. Se acercó, se sentó a su lado con la ropa aún húmeda pegada al cuerpo, el cabello en desorden y el corazón latiéndole más fuerte por razones que no entendía del todo.

—Sí la tienes, Jungkook. Todos tenemos elección. Todos tenemos derecho a decidir, a hacer lo que queremos, lo que realmente deseamos. —Lo miró con seriedad—. ¿Qué es lo que tú quieres?

Jungkook bajó la mirada hacia sus rodillas, pensativo. Su voz salió más baja esta vez, casi un susurro:

—No lo sé. Solo sé lo que no quiero. No quiero fallarle a nadie. No quiero decepcionar a las personas que confían en mí, a las fans que me apoyaron desde el principio. Ellas me hicieron llegar hasta aquí… Y si me detengo, si me niego, si digo que no… siento que les estaría dando la espalda. Que no importa lo que yo quiera… eso viene después.

Taehyung guardó silencio por un momento, analizando esas palabras con atención. Las repitió en su cabeza varias veces antes de hablar.

—No lo entiendo.

Jungkook alzó la mirada, curioso.

—¿Qué cosa no entiendes?

Taehyung inspiró hondo antes de explicarse.

—La vida que llevas… es completamente distinta a la mía. Todo lo que haces, todo lo que dices, tiene un impacto. Puede cambiar cosas, personas… puede inspirarlas o decepcionarlas. Pero también… cada paso que das es publicado, comentado, juzgado. Yo puedo decir una tontería y nadie se entera, pero tú… tú no puedes respirar sin que se vuelva noticia.

Jungkook soltó una pequeña risa, como si la imagen le pareciera absurda pero cierta.

—No todo —respondió con una sonrisa más sincera esta vez—. Ahora mismo, por ejemplo… estamos solo tú y yo. No hay cámaras. No hay fotos. No hay nadie más.

Taehyung lo miró… y no pudo evitar sonreír.

—Cierto.

Jungkook lo miró con suavidad, con esa paz que solo aparece cuando uno se permite soltar el peso del mundo por unos minutos.

—En este momento, puedo ser solo yo. No tengo que fingir, no tengo que actuar, ni hablar con frases medidas. No tengo que ser Jeon Jungkook.

Taehyung lo miró de lado, con curiosidad en la voz:

—¿Y eso… te gusta?

Jungkook dudó un segundo… pero luego asintió con una pequeña sonrisa que parecía más ligera que cualquier otra que hubiera mostrado antes.

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