Jungkook retrocedió ligeramente, sorprendido por la intensidad de la respuesta. Taehyung continuó, su voz temblando entre la furia y la tristeza.

—¿Y sabes qué más? No eres auténtico. Finges. Finges frente a las cámaras, finges frente a todos. ¡Incluso fingiste en esa entrevista! ¡Ese no eras tú! ¡Ni siquiera sé quién eres cuando todos te miran!

La arena crujía bajo sus pies, el viento se volvía más fuerte, y las palabras se suspendían entre ellos como cuchillas invisibles.

El silencio que cayó después fue más denso que todo lo que se habían dicho. Jungkook no respondió de inmediato. Solo lo miró. Herido. Confundido. Desnudo emocionalmente frente a alguien que, sin quererlo, había llegado más profundo que nadie antes.

Y Taehyung… solo podía desviar la mirada, porque si seguía viéndolo, tal vez… solo tal vez… el enojo iba a ceder. Y eso no quería permitirlo todavía.

Jungkook se quedó en silencio por unos segundos, pero no por falta de palabras, sino porque no encontraba las correctas. Respiró profundo, apretó los labios, y lo soltó como si fuera una verdad que no lograba comprender.

—No te reconozco, Taehyung —dijo al fin, con la voz baja, pero cargada de frustración—. No sé por qué ahora pareces odiarme. Ni siquiera te caigo bien. A todos les caigo bien… a mis amigos, incluso a desconocidos…

—Claro —interrumpió Taehyung con una risa sarcástica—. Porque finges. Porque les muestras la versión perfecta de ti, la que todos quieren ver. ¿Quieres saber por qué les caes bien, Jungkook? Porque eres famoso. Porque tienes una sonrisa bonita y dinero. Porque tus amigos y tu novia fingen que todo lo que haces está bien.

Jungkook frunció el ceño, herido.

—Eso no es verdad —negó con la cabeza—. Ojalá fuera uno más entre tus amigos, Taehyung. O... incluso tu pareja. Al menos entonces podría entender qué es lo que hago tan mal.

Taehyung soltó una carcajada incrédula, dando un paso atrás como si acabara de escuchar la mayor tontería del mundo.

—¿Mi pareja? Por favor. Preferiría unirme a Petunia y que me entierren en la arena hasta el cuello que ser algo tuyo.

Las palabras se clavaron en Jungkook como espinas, aunque no lo dejó ver. Endureció el rostro, tragó saliva, pero no respondió de inmediato. Se limitó a mirar hacia otro lado por unos segundos, como si así pudiera protegerse de lo que sentía.

—Entonces explícame esto —dijo finalmente, volviéndose a él con los ojos entrecerrados, dolido pero conteniéndose—. Explícame por qué, en el parque, en esas fotos, en esas horas que pasamos solos… parecía que yo sí te caía bien. ¿Por qué me hiciste creer que teníamos algo? ¿Una conexión, al menos? ¿Una amistad?

Taehyung lo miró, y por un segundo, su expresión se suavizó. El recuerdo del parque, de la risa libre, de las miradas largas, del silencio que no incomodaba… se filtró como una punzada en el pecho. Pero estaba demasiado herido. Demasiado cansado. Demasiado confundido por todo.

Así que no respondió. Solo bajó la mirada.
Y Jungkook sintió que eso… dolía más que cualquier palabra.

El silencio se volvió espeso, cargado de todo lo que no se decían, hasta que Taehyung lo rompió, sin mirarlo.

—¿Acaso no te das cuenta, Jungkook? —su voz salió firme, pero con un dejo de cansancio—. Tu vida no es real. No es como la de un chico normal y común.

Jungkook frunció el ceño, pero no lo interrumpió.

—Te estacionas donde no está permitido, nunca haces fila para nada, compras lo que quieres, cuando quieres. Tu casa parece un maldito hotel de lujo, con gente por todos lados limpiando, cocinando, abriéndote la puerta. ¿Sabes siquiera cómo se llama alguno de ellos?

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now