: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 23

La abuela los miró a ambos, negando con la cabeza y sonriendo con esa ternura suya que lo perdonaba todo.

—Está bien, está bien… Me cambiaré de ropa y salgo.

—¡Yes! —dijo Seojun triunfal, levantando el puño.

—Pero si me caigo del caballo, los voy a perseguir como un fantasma.

—¡Aceptamos el riesgo! —respondieron ambos chicos al unísono.

Una hora más tarde, la casa quedó en silencio. Solo el canto de los pájaros y algún ladrido lejano de un perro rompían la quietud del mediodía. Taehyung hojeaba un libro en el sofá cuando Jimin se dejó caer a su lado como una bolsa de arroz.

—¿Qué? —preguntó Taehyung sin levantar la vista.

—¿Y si vamos a la playa? —preguntó Jimin de repente, dándole un codazo suave—. Ya casi volvemos a casa y ni siquiera fuimos a ningún lugar turístico en condiciones.

—¿Ahora quieres volverte turista?

—¡Claro! Estamos en Los Ángeles, Tae. Playa, palmeras, piel bronceada, fotos con filtro sepia. ¿Me sigues?

Taehyung cerró el libro con un suspiro.

—¿Cuál playa?

— Malibú, una bonita. Tranquila. Con arena y agua. Ya verás.

—¿Y por qué esa precisamente?

—¿Por qué no? —replicó Jimin, muy rápido.

Taehyung frunció los labios. Algo no le cuadraba. Pero entre quedarse en casa o salir a tomar aire y ver el mar, la decisión era fácil.

—Está bien. Pero tú manejas.

—¿Yo? No, no, no. Hoy Petunia quiere que tú la conduzcas —dijo Jimin con una sonrisa perversa.

—¿La abuela sabe que le pusiste ese nombre a su auto?

—Sí. Y le encanta. Dice que Petunia tiene alma propia.

Minutos después, ambos estaban en el garaje, subiendo al pequeño y rechinante auto rosado de su abuela. Taehyung rodó los ojos al ver los cojines de colores y el ambientador con forma de cupcake colgando del retrovisor.

—Esto es ridículo.

—Esto es arte.

Y así, con el motor haciendo ruidos como de licuadora con asma, Petunia arrancó en dirección a la playa… sin que Taehyung tuviera idea de que, para su hermano, aquel viaje tenía un propósito muy diferente: intentar encontrar al ídolo que lo tenía más curioso —y quizás interesado— de lo que quería admitir.

— UN VIAJE DESPUÉS —

El mar rugía con su calma característica, rompiendo contra la orilla en un ritmo que parecía coordinarse con la respiración de Taehyung. Petunia había sobrevivido el camino, aunque no sin algún que otro jadeo mecánico, y ahora estaba estacionada junto a una hilera de palmeras que daban sombra a los autos coloridos de los turistas.

Ambos hermanos bajaron del vehículo, y un soplo de brisa cálida los envolvió.

—Bueno —dijo Jimin, mirando su celular con atención—. Cambio de planes.

—¿Qué pasó ahora?

—Me acaban de escribir las chicas del club de fans de Jungkook. Van a hacer una reunión improvisada… justo aquí, en esta playa.

Taehyung lo miró, entre confundido y resignado.

—¿Tú estás en un club de fans?

—No oficialmente. Solo soy... un admirador anónimo muy activo. —Le guiñó un ojo—. ¿Te molesta si me voy un rato?