El chico que se había caído se incorporó mientras se sobaba el codo. No levantaba aún la cabeza. Estaba tapado con una sudadera negra con capucha, un gorro de lana y una mascarilla.

—¿Acaso caminas con los ojos cerrados? —refunfuñó, bajándose la mascarilla al fin mientras se sacudía.

Y Jungkook sintió cómo su corazón se detenía por un segundo.

Era él.

Taehyung.

El viento revolvió su cabello castaño y en ese instante sus ojos se encontraron.
Oscuros. Profundos.
Reconocibles incluso en la penumbra.

Ambos se quedaron congelados.

Los latidos de Jungkook retumbaron tan fuerte que creyó que Taehyung podría oírlos.
Y los de Taehyung se aceleraron como si su pecho estuviera a punto de estallar.

Los pensamientos que hasta hacía segundos revoloteaban en sus mentes —la entrevista, la fiesta, las dudas, los silencios, las fotos, Daniela, el parque—
se desvanecieron.

Solo estaban ellos dos.

—Taehyung… —susurró Jungkook, casi sin aliento.

—Jungkook… —dijo Taehyung igual de incrédulo, con los labios entreabiertos.

—¿Qué… qué haces aquí? —preguntó Jungkook con torpeza.

—Yo… necesitaba pensar —respondió él—. Mi abuela vive cerca, y vengo a este mirador desde que era niño. Siempre me hace sentir… libre.

Jungkook sonrió, como si el universo se burlara de él.

—Yo también vine a pensar —dijo, aún sin creer que lo tenía delante—. Estaba... huyendo de todo. De todos. Pero no esperaba… que te encontraría a ti.

Taehyung bajó la mirada por un segundo, nervioso.

—Yo tampoco esperaba verte aquí —murmuró.

Hubo un silencio denso. Incómodo, pero no vacío.

Jungkook dio un paso más cerca.

—No te he escrito —dijo de pronto—. Y debí hacerlo. Desde que te dejé frente a tu casa… he querido decirte tantas cosas, pero... no sabía cómo.

—Yo tampoco te escribí —confesó Taehyung—. Quise hacerlo. Muchas veces. Pero luego te vi en la entrevista, y luego… las fotos de la fiesta. Y pensé que quizá solo fue un buen día para ti. Que tal vez ya lo habías olvidado.

—¿Olvidarlo? —Jungkook negó suavemente con la cabeza—. No hubo un solo día desde entonces en que no lo recordara.

Los ojos de Taehyung brillaron por un instante. Como si alguien hubiera encendido una luz dentro de él.

Jungkook se sentó sobre un pequeño muro de piedra, y palmeó el espacio a su lado.

—¿Quieres quedarte un rato?

Taehyung dudó solo un segundo antes de sentarse junto a él. Muy cerca. Tan cerca que sus hombros apenas se rozaban.

—¿Cómo has estado? —preguntó Jungkook en voz baja, con genuino interés.

Taehyung suspiró.

—Confundido. Pensando demasiado. Fingiendo que no pasa nada frente a Jimin. Tratando de entenderme a mí mismo… y lo que sentí contigo. Lo que siento.

Jungkook tragó saliva.

—Yo también. He pasado días encerrado en mi cabeza. Queriendo escribirte pero sin saber cómo. Con miedo de lo que significa todo esto. De lo que soy.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Onde histórias criam vida. Descubra agora