: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 22

—¿Entrevista? —preguntó la abuela, curiosa.

—Sí, salió en un programa especial, y luego terminó en una fiesta privada con Daniela —dijo Jimin sin pensarlo demasiado, mostrándoles su celular—. Míralo, ahí está. Literal se nota que estaba tomado, pero igual guapísimo.

Taehyung miró de reojo las fotos. Ahí estaban. Jungkook con Daniela. Muy cerca. Demasiado cerca.

—Ah... sí —murmuró, fingiendo indiferencia mientras revolvía el café—. Seguro estaban celebrando algo importante.

—¡Claro! El comeback, las promociones… ¡todo! —respondió Jimin con entusiasmo—. Aunque las fans están divididas: unas aman a Daniela, otras no la soportan.

—¿Y tú? —preguntó la abuela con una sonrisa cómplice.

—Yo estoy entre “me cae bien” y “no me gusta para él”. Pero bueno… cada quien con su gusto, ¿no?

Taehyung bajó la mirada. Le costaba respirar.

—Sí… cada quien.

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La mañana pasó con calma. Salieron a dar un paseo por el vecindario, la abuela les llevó a un mercadito de antigüedades y luego los invitó a un pequeño café donde servían tartas de limón que “curaban el alma”. Jimin estaba encantado, bromeando con los meseros, sacando selfies con su abuela, y jugando a adivinar el horóscopo de los clientes a su alrededor.

Taehyung lo admiraba en silencio. Esa alegría innata, esa facilidad para convertir cualquier momento en una escena divertida… era algo que siempre le había gustado de él.

Y al mismo tiempo, le resultaba imposible hablarle con sinceridad.

No podía decirle que conocía a Jungkook.
No podía decirle que lo había tocado. Que lo había mirado de cerca. Que lo había sentido respirar a su lado.

Y mucho menos... que lo extrañaba.

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Ya en la tarde, de regreso en casa, Jimin recibió una notificación en su celular y frunció el ceño.

—Qué raro… —dijo, prendiendo su teléfono i.

Taehyung alzó la vista.

—¿Qué pasa?

—Me llegó una alerta como si me hubiera llegado un mensaje de Eunwoo, pero cuando abrí el chat… no hay nada.
Literal. Como si se hubiera borrado solo.

Taehyung fingió no saber nada, aunque por dentro se tensó.

—Capaz fue un error de red o algo.

—Mmm… ¿crees que me stalkeó y se arrepintió de escribirme? —bromeó Jimin con una sonrisa pícara—. Aish, ese hombre está bien raro. Pero bueno, igual está guapo, así que se le perdona.

—Tú también estás raro —respondió Taehyung, intentando desviar el tema—. ¿Desde cuándo te importa tanto si un tipo raro te escribe o no?

—Desde que ese tipo raro casi nos mata en un coche de hamburguesas —respondió Jimin con una carcajada—. ¿Y tú qué? Estás muy callado hoy.

—Solo estoy cansado —respondió, y sonrió—. Pero gracias por preocuparte.

Jimin lo miró con sospecha, pero luego le dio una palmadita en la pierna.

—Te quiero, idiota. Aunque seas raro.

Taehyung lo miró. Su hermano no sabía nada de lo que estaba cargando. Y no podía decírselo.