: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 21

El silencio cayó sobre la mesa como una tormenta sin viento.

Jungkook se quedó ahí, sin probar un bocado más, con el café enfriándose entre sus dedos. Sentía que el nudo en su garganta quemaba más que la resaca. Y con cada palabra que no decía, con cada sentimiento que se tragaba, el peso en su pecho crecía.

Estaba harto.

Harto de sonreír para cámaras. Harto de callar lo que sentía. Harto de vivir para otros, mientras él mismo se sentía cada vez menos real.

Pero aún no era lo suficientemente valiente para enfrentarlo.

No con ellos.

No todavía.

Se levantó con la taza aún en mano.

—Voy a vestirme para los ensayos.

No esperó respuesta. Subió las escaleras con el corazón en la garganta, sintiéndose más solo que nunca. Afuera, el día era claro. Pero dentro de él, todo seguía gris.

— TAEHYUNG —

10:45 a.m.

La casa de la abuela olía a canela y a lavanda. El sol entraba por los ventanales del comedor, tiñendo el mantel floreado con luces cálidas. Era uno de esos días tranquilos, de día de verano, en los que el mundo parecía ir más lento… salvo cuando Jimin estaba presente.

—¡Abuelaaaa! ¿Por qué hay fotos mías desnudo en la bañera aquí en la sala? —gritó Jimin desde el pasillo, sosteniendo un portarretrato en alto— ¡Esto es humillante! ¡Tenía dos años, no hay necesidad de este nivel de traición!

—¡No seas dramático, es una reliquia familiar! —gritó la abuela desde la cocina, riendo.

—¡¿Y la de Taehyung vestido de abeja?! ¿¡Dónde está esa!? ¡Equidad, abuela, equidad!

—¡No estaba tan mal! —dijo Taehyung desde el sofá, riendo mientras hojeaba un álbum viejo—. Tenía actitud.

Jimin entró corriendo y se tiró al sillón al lado de su hermano, aún sosteniendo la foto.

—Voy a denunciar esto a derechos humanos. A mí me cancelan por menos.

—No eres tan importante como crees —murmuró Taehyung, empujándole suavemente la frente.

—¡Lo soy en mi cabeza, y eso basta!

Ambos rieron. La abuela apareció poco después con una bandeja de galletas recién horneadas, te de jazmín y una sonrisa que les llenó el pecho.

—Vengan, mis niños. Hoy vamos a hacer algo especial.

11:30 a.m.

Terminaron en un taller de cerámica local, cortesía de una amiga de la abuela que insistía en que “la creatividad sana el alma”. A Jimin se le asignó una figura de búho, que terminó con ojos desiguales, colores chillones y una lengua de serpiente que él mismo le agregó “porque tenía personalidad”. Taehyung hizo una taza simple con iniciales, silencioso, concentrado, aunque de vez en cuando miraba a su hermano con una sonrisa disimulada.

—¿Qué haces, Taehyungie? —preguntó Jimin, asomándose.

—Una taza para la abuela. Aunque no me queda perfecta.

—¡Tú no necesitas ser perfecto, tú solo necesitas ser dramático como yo! Mira mi búho. ¿Quién no amaría a esto?

—¿Eso es un búho o una criatura mitológica?

—¡Es arte, bestia inculta!

Y se lanzó sobre él con pintura en la mano. Taehyung gritó, y pronto estaban corriendo por el taller como niños pequeños, mientras la abuela fingía regañarlos con una sonrisa en el rostro.