--- AL DÍA SIGUIENTE ---


El sol entraba a través de las cortinas sin misericordia, como un recordatorio cruel de que la vida no se detenía, aunque uno deseara quedarse en la oscuridad. Jungkook gruñó entre dientes, abriendo apenas un ojo al sentir el celular vibrando sobre su pecho.

Una docena de notificaciones: llamadas perdidas de su asistente, mensajes del estilista, del coreógrafo, de su entrenador vocal. Incluso había uno de su madre: “Te esperamos abajo. No tardes.”

Al girarse, notó que Yoongi ya no estaba en la habitación. Lo más probable es que se hubiera ido temprano o se hubiera escabullido a una de las habitaciones de invitados.

El helado derretido seguía en la mesa, y el olor a cerveza vieja se mezclaba con la náusea que se agolpaba en su estómago. Jungkook se levantó arrastrando los pies hasta el baño, se echó agua en la cara, y se miró al espejo. Tenía los ojos hinchados y el cabello hecho un desastre. Pero más allá del reflejo físico, lo que más le golpeó fue el hueco en el pecho, esa inquietud con forma de Taehyung y culpa.

Se vistió sin muchas ganas, un conjunto beige y cómodo, chaqueta ligera sobre una camiseta blanca, y bajó a desayunar.

Sus padres ya estaban sentados en la larga mesa de mármol, comiendo en silencio. Su madre hojeaba un catálogo de decoración, mientras su padre leía el periódico en su tablet. Ninguno alzó la vista al oírlo llegar.

—Buenos días —saludó Jungkook, tomando asiento.

—Llegas tarde —fue lo primero que dijo su madre.

—Tampoco tanto —murmuró él, sirviéndose café.

—Tienes una agenda ocupada hoy —dijo su padre sin mirarlo—. Ensayo de coreografía a las diez, sesión de fotos al mediodía, entrevistas en la tarde. Y no puedes permitirte llegar con esa cara.

Jungkook no respondió. Apenas tocó las tostadas que tenía frente a él.

—Y por cierto —añadió su madre, dejando el catálogo—. Nos llegó un mensaje del productor Jeong. Está bastante disgustado.

Jungkook alzó la mirada, sorprendido.

—¿Qué?

—Dijo que lo dejaste esperando. Que tuviste una actitud hostil y que cuestionaste sus métodos —dijo su padre—. ¿Tienes idea del problema que eso puede causarte?

—Solo... solo no me gustó cómo me habló —se defendió Jungkook con voz baja—. Insinuó cosas que no eran su problema.

—¡Eso no importa! —soltó su madre con frialdad—. Si te está ofreciendo una proyección internacional, te callas y sonríes. No puedes darte el lujo de andar con caprichos de adolescente.

Jungkook bajó la mirada, apretando los dientes.

—¿Tiene algo que ver ese chico... Taehyung? —preguntó su padre, esta vez mirándolo directo—.

—Eso no tiene nada que ver.

—¿Seguro? —intervino su madre, cortando su fruta con precisión quirúrgica—. Porque desde que conociste a ese chico estás actuando de forma muy... impulsiva.

La palabra le dolió más de lo que habría esperado.

—¿No creen que soy más que una imagen? ¿Más que una máquina de dinero y buena conducta? —dijo sin poder contenerse del todo.

—Eres quien eres gracias a lo que hemos construido contigo, Jungkook —dijo su padre, calmado pero firme—. No tires todo eso por una emoción pasajera o por un chico ordinario .

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Donde viven las historias. Descúbrelo ahora