: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 21

—¿Miedo a qué? —preguntó Yoongi suavemente.

Jungkook lo miró.

—A que sea real. A que no pueda evitarlo.

Entonces suspiró profundamente, cubriéndose la cara con las manos.

—Hoy, el productor me envió un mensaje mientras él dormía sobre mi hombro en el auto. Me pidió que regresara de inmediato. Que tenía que hablar conmigo urgentemente. Fui... y me destruyó.

Yoongi se tensó.

—¿Qué te dijo?

—Que sabía dónde estaba. Que me habían visto. Que tenía que dejar a Taehyung, que él no era más que un error en mi camino. Me dijo que si quería mantener mi imagen, mi carrera, tenía que mantenerme con Daniela. Que no podía arriesgar todo por... un chico que no significa nada para la industria.

Yoongi chasqueó la lengua, molesto.

—Ese cabrón es un homofóbico.

—Lo sé —susurró Jungkook—. Pero sus palabras no me dejaron en paz. Dijo que mi carrera es lo más importante. Que he trabajado por años para estar donde estoy. Que Taehyung es una ruina, una mancha, una mala imagen. Y que si alguien nos vincula... todo lo que soy se viene abajo.

—¿Y tú le creíste? —preguntó Yoongi, dolido por su amigo.

Jungkook no respondió. Su silencio fue suficiente.

Yoongi le tocó el hombro, con una suavidad casi fraternal.

—No puedes vivir para complacerlos a todos, Jungkook. Tú no elegiste ser un ídolo para encadenarte. Elegiste esto porque te hacía feliz. Y si ahora algo o alguien más te hace feliz, deberías poder vivirlo.

—Pero tengo miedo —murmuró Jungkook, con la voz quebrada—. ¿Y si me estoy equivocando? ¿Y si esto... no es real?

—¿Sientes que no es real? —inquirió Yoongi, mirándolo fijamente.

Jungkook no pudo responder con palabras. Cerró los ojos, y en su mente volvió a ver el rostro dormido de Taehyung, respirando sobre su hombro, con los labios entreabiertos y el ceño relajado. Recordó la forma en la que su pecho latía desbocado, cómo se aferró a ese momento como si no quisiera que terminara nunca.

Entonces, sin abrir los ojos, respondió con un susurro tembloroso:

—No quiero que no sea real.

—Es una mierda todo esto —murmuró Jungkook tras unos minutos más de silencio. Había permanecido en el borde de la cama junto a Yoongi, ambos mirando al frente, compartiendo la misma oscuridad.

Yoongi se encogió de hombros.

—Sí. Pero al menos no estás solo. Y yo tampoco.

—¿Tienes hambre?

—Siempre.

Jungkook esbozó una sonrisa floja.

—¿Y cerveza?

—¿Esa es una pregunta?

No necesitaban más palabras. Jungkook se levantó sin siquiera cambiarse de ropa, bajó las escaleras en calcetines, y regresó a los cinco minutos con una bolsa de papel en una mano y dos cervezas frías bajo el brazo. En la bolsa: dos litros de helado (uno de chocolate amargo y otro de galletas), cucharas metálicas, y una bolsa de papas.

—¿Cuándo fuiste al cielo y regresaste? —bromeó Yoongi, recibiendo la cerveza como si fuera una reliquia.

—Cuando me rompieron el corazón por un chico que huele a lavanda y se ríe con la nariz —dijo Jungkook, tirándose junto a él con la bolsa entre ambos.