: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 20

Jungkook tragó saliva.

¿Qué estás haciendo conmigo…?

No podía evitarlo. Sus ojos recorrían cada trazo de su cara: la curva de sus labios, las pestañas largas que rozaban sus mejillas, ese gesto sereno que jamás había visto antes. Taehyung dormido era belleza en estado puro. Y él... él estaba perdido.

Sintió el corazón golpearle el pecho, fuerte. Innegable.

No puedes seguir negándolo, Jungkook. No puedes seguir diciéndote que no es nada.

Porque lo era.

Era todo.

Y lo peor —o lo mejor— es que no lo asustaba tanto como pensaba. No cuando lo tenía así de cerca.

No cuando su nombre se sentía como un secreto sagrado en su lengua.

No cuando, por primera vez en mucho tiempo, deseaba que el camino a casa no terminara nunca.

-- JUNGKOOK --

Faltaban unas cuantas calles. No muchas. Podía reconocer la zona, aunque el cielo ya se teñía de los últimos tonos cálidos del atardecer. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, pero él apenas las veía. Su atención seguía fija en el peso suave y cálido de Taehyung, dormido sobre su hombro.

No quería que ese momento terminara.

El calor de su cuerpo contra el suyo, la respiración tranquila que le rozaba la clavícula, el perfume dulce y tenue que se volvía parte del aire en la cabina… Era irreal.

¿Por qué tenía que sentir esto justo ahora? ¿Por qué él? ¿Por qué alguien que hace que todo parezca tan... sencillo?

Jungkook bajó un poco la velocidad del auto, no por precaución, sino por egoísmo. Quería más minutos. Más tiempo. Más de él.

Pero entonces, su teléfono vibró.

Una única vez.

El sonido fue sutil, apenas perceptible, pero se sintió como un trueno. Su cuerpo se tensó al instante. Bajó la mirada apenas un segundo, lo justo para ver el nombre en la pantalla: “Productor Jeong”.

Tragó saliva.

Desbloqueó el celular sin despertar a Taehyung, leyendo el mensaje en la pequeña franja de notificación.

> “Sé dónde estás. Vuelve a la mansión ahora. Tenemos que hablar. Urgente.”

Corto. Frío. Certero.

Sintió cómo su estómago se retorcía. Sus manos se aferraron al volante. Sabía lo que eso significaba. Lo sabían ambos. El productor era muchas cosas, pero jamás mandaba un mensaje así sin tener razones. Sin pruebas.

¿Lo habían seguido? ¿Alguien lo había visto? ¿Había alguna foto ya circulando?

Cerró los ojos un segundo, respiró hondo. No podía arriesgarlo. No a Taehyung. No a él mismo.

—Mierda… —susurró.

Y entonces, como si ese susurro lo llamara, Taehyung se removió ligeramente. Su cabeza aún reposaba sobre su hombro, pero su respiración cambió, más inquieta.

Jungkook alargó una mano y lo tocó con suavidad en el brazo.

—Tae… —murmuró con voz suave, aunque cargada de pesar—. Hey… Taehyung, tienes que despertarte.

El chico frunció el ceño, sin abrir los ojos.

—Mmm… ¿ya llegamos?

Jungkook asintió, aunque aún estaban a una cuadra. No quería dejarlo así. Pero no tenía opción.