Yoongi sonrió. Sincero. Real.

—Creo que… deberías seguir bailando.

—¿Y tú deberías mostrar lo que escribes?

—No lo sé. Me da miedo.

—A mí también —susurró Jimin—. Pero qué loco, ¿no? Cómo a veces es más fácil hablarle a alguien desconocido que a quienes están cerca.

El silencio volvió a colarse entre los dos, pero esta vez no dolía. Era cálido. Era cómodo. Era un suspiro compartido.

—- YOONGI —-

Lo estaba mirando.

No podía dejar de hacerlo.

Había una dulzura en ese chico que desarmaba su fachada de productor frío. Una especie de torpeza encantadora. Era imposible no notarla.

Y, sin querer, pensó: ¿Por qué no lo vi así antes?

—Eres diferente a como creí —dijo en voz baja.

—¿Y cómo creías que era?

—Solo un fastidio con piernas.

—¡Oye!

Yoongi rió.

—Pero resultaste ser un fastidio interesante.

Jimin entrecerró los ojos.

—¿Y tú? Yo pensaba que eras un amargado con complejo de superioridad.

—Y resulta que…

—Sigues siéndolo, pero menos.

Ambos se rieron. Al unísono. Como si todo lo que habían vivido en ese día ridículo y caótico tuviera sentido ahora, en esa sala cerrada, con una luz que titilaba y un mundo afuera del que no querían saber por un rato.

—- JIMIN —-

¿Qué está pasando conmigo?
No lo sabía.
Solo sabía que no quería que nadie los encontrara aún.

— UN RATO DESPUÉS —

--- YOONGI ---

El tiempo en ese cuarto se había detenido.

Jimin estaba apoyado en su hombro. Al principio solo era eso: un peso suave, cálido, un contacto humano en medio del silencio. Pero luego, se volvió otra cosa. Sus respiraciones se habían sincronizado. Él no hablaba, y Yoongi tampoco quería romper ese momento con palabras vacías.

¿Desde cuándo lo estoy mirando así?

Sus pestañas largas. La forma en que su nariz se arrugaba apenas al dormirse. La curva de sus labios, la misma que usaba para lanzar una broma, pero que ahora estaba tranquila, vulnerable. Yoongi parpadeó. Tenía la vista clavada en él y no encontraba manera de desviar la mirada.

¿Qué es esto? ¿Por qué siento que no quiero moverme para no despertarlo? ¿Por qué siento que podría quedarme así por horas?

Nunca había sido bueno para analizar sus emociones. Pero sí sabía reconocer cuándo algo se sentía… real.

Y eso se sentía real.

Entonces, como si su cuerpo lo notara antes que su mente, Jimin se movió suavemente. Sus ojos se abrieron, perezosos, aún brillantes de sueño. Lo miró. Directo. Como si también lo estuviera viendo con otros ojos.

Yoongi tragó saliva. Su corazón se aceleró.

—Dormirte aquí fue una trampa —murmuró—. Ahora no quiero que te vayas de mi lado.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now