La mañana avanzaba con un ritmo lento pero brillante, como si el sol quisiera acariciar con paciencia cada rincón de la mansión. Eran las 10:43 a.m. cuando Jungkook dejó su celular sobre la mesa del comedor, después de enviar ese mensaje que llevaba más de una hora escribiendo y borrando. Se sentía como un niño que acababa de entregar una carta secreta en el buzón de alguien que le gustaba. Su corazón latía fuerte... sin razón aparente.

Bam dormía cerca de la puerta del jardín, con las patas estiradas y la respiración tranquila. Jungkook lo miró, sonriendo sin querer. Bam siempre parecía más en paz que cualquiera en esa casa.

Subió a su habitación para cambiarse. Se puso una camiseta blanca sencilla, jeans claros y una chaqueta de mezclilla. Nada ostentoso. No quería que esto pareciera una cita, aunque en el fondo, la idea flotaba de forma peligrosa en su subconsciente.

-No es una cita -se repitió en voz baja frente al espejo mientras arreglaba su cabello-. Solo quiero verlo... para asegurarme de que está bien.

Pero no podía engañarse del todo.

Desde que Yoongi le contó cómo había terminado Taehyung anoche, llorando por un ex que lo traicionó desde lejos, algo dentro de Jungkook se revolvió. No era solo empatía. No era simple preocupación. Era otra cosa... algo más punzante, más visceral.

El saber que alguien le había hecho daño lo hizo querer buscar a ese tal Minho y estrellarle la cabeza contra la pared, y eso no era algo que normalmente sintiera por desconocidos. Menos aún por ex novios de personas con las que solo compartió unas pocas noches, un par de mensajes, y una conexión silenciosa e inesperada.

Sacó su celular. La pantalla iluminó su rostro.

Mensaje leído.
No había respuesta.

Suspiró y bajó de nuevo.

-Bam, ¿vamos? -llamó en tono suave.

El perro levantó la cabeza y fue corriendo hacia él, meneando la cola.

Jungkook le ajustó la correa y abrió la puerta de vidrio del patio trasero. El aire de primavera golpeó su rostro, tibio y fresco al mismo tiempo.

De fondo, el celular vibró.

Volteó de inmediato y leyó el mensaje:

> Taehyung:
Está bien. Nos vemos allá.

Se quedó unos segundos en silencio, luego sonrió sin darse cuenta.

-Vamos, Bam... tenemos que apurarnos.

Ya había llamado temprano para cerrar el espacio que planeaba visitar con Taehyung después. Tenía la tarde libre y había movido un par de compromisos para hacerlo posible. Ni sus padres ni su manager sabían. No podía explicarlo sin sonar ridículo.

Todo eso... por un chico.

Un chico de sonrisa cuadrada y mirada triste, que aparecía en sus pensamientos cuando no lo llamaba, y se quedaba en ellos incluso después de haberlo soñado.

Jungkook ajustó sus gafas oscuras, se cubrió con una gorra negra y salió por la puerta lateral con Bam trotando a su lado. Mientras caminaban hacia el auto, notó que tenía las palmas sudorosas.

No es una cita, no es una cita, no es una cita, se repitió una vez más.

Y sin embargo... algo en su pecho decía lo contrario.

--- CON TAEHYUNG ---

El sol de la mañana se filtraba cálido entre los árboles cuando Taehyung se acercó al punto de encuentro, donde Jungkook lo esperaba con una sonrisa tranquila y Bam revoloteando a su alrededor. Taehyung alzó la mano en un saludo tímido pero honesto, y Jungkook respondió con una sonrisa que, sin querer, le removió el estómago.

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