—Lo es —asintió Yoongi—. Aunque me sorprende lo preocupado que estás.

—¿Y eso qué significa?

—Que desde hace un rato lo mencionas con más intensidad de la que sueles usar con casi cualquier otro ser humano.

Jungkook guardó silencio.

Yoongi lo miró unos segundos más antes de agregar con suavidad:

—¿Estás seguro de que no hay nada más que eso?

Jungkook tragó saliva, sin responder. No sabía qué decir. No sabía cómo ponerle nombre a lo que estaba sintiendo. Lo único que sabía era que imaginar a Taehyung con los ojos hinchados, llorando por alguien que no lo supo valorar, lo hacía hervir por dentro. Y que desearía poder hacer algo más que solo escucharlo en tercera persona.

—Solo me molesta… que alguien así pueda hacerle daño —dijo finalmente, con la voz más baja.

Yoongi no insistió. Solo asintió, dejando que las palabras se quedaran en el aire. Porque a veces, el silencio decía más que cualquier confesión.

Y mientras los controles volvían a moverse, y Bam ladraba emocionado por un ruido en la cocina, Jungkook no dejaba de pensar en un nombre.

Taehyung.

Y por alguna razón… ese nombre comenzaba a doler cuando lo decía en silencio.

--- HORAS DESPUÉS ---

La mansión estaba en silencio. Solo el sonido leve del viento filtrándose por las rendijas y el ronroneo del aire acondicionado rompían la calma. En la habitación de invitados, Yoongi dormía hecho un ovillo, con el celular aún en la mano y una ligera sonrisa pintada en el rostro, como si lo último que hubiese leído antes de cerrar los ojos hubiese sido bueno.

Pero no era esa habitación la que permanecía despierta.

En el segundo piso, Jungkook estaba recostado en su cama, con la luz de su lámpara tenue alumbrando solo una parte del cuarto. Bam dormía a su lado, y de vez en cuando soltaba un suspiro largo, como si soñara con algo.

Jungkook, sin embargo, no podía dormir. Tenía el celular en la mano, abierto en la conversación con Taehyung. El cursor parpadeaba sobre un mensaje que había escrito, borrado, vuelto a escribir, y vuelto a borrar.

"¿Estás bien?"

"¿Vi algo en Twitter...?"

"Solo quería saber cómo estás..."

Nada sonaba como debía. Nada parecía apropiado. No quería invadirlo. No quería hacer evidente que había hablado con Yoongi. Pero el simple pensamiento de que Taehyung estuviera pasando por algo doloroso, completamente solo, lo revolvía por dentro.

Soltó un suspiro frustrado y dejó el celular a un lado. Pasó su mano por el pelaje cálido de Bam, que se removió apenas ante la caricia.

—¿Qué se supone que debería hacer, Bam? —susurró, más para sí que para el perro—. ¿Por qué me afecta esto tanto?

Se levantó, caminó en círculos por la habitación, se detuvo frente al ventanal que daba al jardín. El cielo estaba despejado, y por un segundo, deseó estar en otro lugar, uno donde no tuviera que pensar tanto.

Volvió a su escritorio y, por impulso, abrió el navegador de su laptop.

"Cómo animar a alguien que está triste."

La búsqueda parecía ridícula viniendo de él, pero no le importó. Entre artículos genéricos y consejos obvios, uno de los títulos captó su atención: “Llévalo a un lugar inesperado, donde el cuerpo recuerde cómo reír antes que la mente recuerde cómo llorar”.

Jungkook alzó una ceja. No era la clase de consejo profesional, pero algo en esa frase se le quedó clavado.

Se quedó pensando durante minutos, en silencio.

Y luego, sonrió.

Se sentó, abrió el calendario en su celular y empezó a hacer ajustes. Tenía una sesión fotográfica el sábado. Una entrevista el viernes. Pero… podía mover algunas cosas. Llamó a su representante. Le pidió que pospusiera lo necesario. Le dio explicaciones vagas. No aceptó un “no” por respuesta.

Después, marcó otro número. Uno que solo usaba cuando quería privacidad. Cuando quería un sitio solo para él.

—Sí, soy Jeon Jungkook —dijo con tono sereno—. Quiero hacer una reserva especial. Solo para dos personas. Quiero que no haya nadie más. Ni cámaras. Ni medios. Solo nosotros.

La persona al otro lado dudó.

—¿De qué fecha estamos hablando?

—Para mañana. Pero necesito que lo tengan todo listo desde temprano.

—¿Puedo saber para quién es?

Jungkook sonrió, un poco para sí mismo.

—Es… una persona que lo necesita más que yo.

Colgó después de detallar algunas cosas más. Luego se volvió hacia Bam, que lo observaba con los ojos entrecerrados, como si pudiera percibir el cambio en su dueño.

—No sé por qué estoy haciendo esto —le confesó Jungkook, volviendo a sentarse en la cama—. Pero siento que si no lo hago, voy a arrepentirme.

El perro apoyó la cabeza sobre su pierna, como si le dijera sin palabras que estaba bien sentirse así.

Jungkook acarició su oreja con suavidad.

No sabía qué era exactamente lo que sentía. No sabía por qué pensar en Taehyung dolido le dolía a él también. Pero si había algo claro esa noche, mientras todos dormían y el mundo parecía pausado, era que no quería quedarse de brazos cruzados.

Iba a hacer algo.

Iba a hacer que ese chico de risa fácil y ojos tristes, aunque fuera solo por un día, pudiera volver a reír de verdad.

Y no pensaba permitir que nadie más arruinara eso.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now