Volvió a casa cuando el sol estaba alto. Jimin ya estaba despierto y preparaba ramen mientras cantaba desafinado alguna canción que no entendía. Lo saludó con una sonrisa.
—¿Dormiste bien? —preguntó Jimin, dándole un paquete de palillos.
Taehyung dudó.
—Soñé. —Se encogió de hombros, restando importancia.
—¿Con Minho?
Negó.
No quiso mentir, pero tampoco decir la verdad.
—No esta vez —susurró.
Jimin lo miró, con los labios apretados, pero no dijo nada.
Almorzaron en silencio. Luego, Jimin volvió a meterse en su mundo de música y TikToks, mientras Taehyung se encerró en su habitación y se tumbó en la cama, boca arriba, con la mirada en el techo.
No sabía si era bueno o malo sentirse así.
Solo sabía que cada vez que pensaba en Jungkook, sentía algo distinto a lo que había sentido por Minho.
Y eso lo asustaba.
Porque el amor, aunque llegara con calma… siempre tenía el poder de romperlo todo.
Y esta vez, no estaba seguro de poder soportarlo de nuevo.
--- CON JUNGKOOK ---
La mansión estaba en silencio, bañada por la luz tenue de una tarde perezosa. Jungkook caminaba descalzo por los pasillos, con una taza de café entre las manos y Bam a su lado, siguiéndolo como una sombra leal.
No tenía ninguna reunión ese día. Por fin.
Y aunque había dicho en voz alta que aprovecharía para escribir o practicar, lo único que había hecho en las últimas dos horas era acariciar a su perro y mirar al vacío desde la terraza.
Taehyung.
El nombre le venía a la mente con más facilidad de la que le gustaría admitir. No solo el nombre: su sonrisa cuadrada, el modo en que sus ojos parecían tristes incluso cuando reía, la forma en que hablaba lento, como si pensara demasiado antes de cada palabra.
Y el sueño de la noche anterior, que seguía grabado con una nitidez absurda en su mente.
Se removió en el sillón.
No debería estar pensando en él así.
Lo había visto vulnerable, sí. Le había contado de su ex, de lo mucho que le dolía… Jungkook recordaba la forma en que bajó la mirada mientras hablaba, la voz apagada. Se le había roto algo por dentro. Quiso abrazarlo. Quiso consolarlo.
Quiso quedarse.
Y eso, justamente eso, era lo que lo aterraba.
Tomó el celular.
La conversación con Taehyung seguía ahí. Abierta. Silenciosa. Con ese último mensaje suyo lleno de sinceridad que lo había dejado en silencio por horas.
Jungkook suspiró y escribió, sin pensarlo demasiado:
> JK: ¿Cómo estás hoy?
Miró la pantalla como si esperara que explotara. Pero no lo hizo. Unos segundos después, la notificación llegó:
> Taehyung: Bien… ¿y tú?
Y así comenzó otra conversación. Lenta. Cómoda. Llenas de esos silencios donde no hace falta fingir.
> JK: Extrañamente tranquilo.
Taehyung: Suena a algo que necesitas.
JK: Sí. ¿Tú?
Taehyung: Caminé. Pensé. Me perdí un rato.
JK: ¿Encontraste algo?
Taehyung: Solo más preguntas.
Jungkook sonrió. Esa forma tan poética que tenía de responder… lo hacía querer leerlo todo el día.
Iban a seguir, pero entonces escuchó los pasos de su madre y la voz de su padre llamándolo desde la planta baja.
—¡Jungkook, baja! ¡Tenemos visita!
Frunció el ceño.
Cuando llegó al salón, ahí estaba: Daniela, vestida con un vestido crema que resaltaba su figura y unos tacones que hacían sonar sus pasos con elegancia sobre el mármol., sentada junto a sus padres como si fuera parte del mobiliario de la casa desde siempre. Sus padres se veían radiantes, como si estuvieran en medio de una fantasía que solo ellos compartían.
—Hola, Kookie —saludó Daniela, levantándose con una sonrisa de revista. Se acercó y lo abrazó, y sin darle espacio a nada más, lo besó en la mejilla… luego en los labios.
Fue breve. Fue suave.
Y sin embargo, Jungkook sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No fue emoción. No fue placer.
Fue… incomodidad.
—Tus papás organizaron un almuerzo. Mi mamá está por llegar —anunció con naturalidad, como si lo de ellos no estuviera desmoronándose en cada mirada que evitaban.
Durante el almuerzo , Jungkook apenas comió. Daniela hablaba y hablaba, riendo con su madre, preguntando sobre su siguiente álbum, sobre la gira, sobre los planes futuros que se suponía debían compartir.
Pero él solo pensaba en otra cosa.
En la conversación pausada con Taehyung.
En Bam acostado junto a él, observando la pantalla con sus grandes ojos.
En lo diferente que se sentía cuando estaba con alguien que no quería nada de él más que… estar ahí.
Después de la cena, Daniela insistió en salir a caminar por el jardín. Jungkook aceptó por pura inercia.
—Estás muy callado —dijo ella, entrelazando su mano con la suya.
—Solo estoy cansado —mintió.
Y cuando ella se detuvo para besarlo de nuevo, él se dejó llevar. Por costumbre. Por no tener que explicar. Por no herirla.
Pero mientras sus labios se tocaban, lo único que pensaba era en cómo se sentía la risa de Taehyung en el pecho.
En cómo lo miraba.
En cómo esa mirada no lo pedía, solo lo aceptaba.
Se separaron, y Daniela sonrió.
—Te extrañé —susurró.
Jungkook no dijo nada.
Sintió que el aire le pesaba en los pulmones.
Y en ese momento, lo entendió.
Lo que estaba sintiendo se le escapaba de las manos.
Y quizás… no quería atraparlo.
Solo quería saber si valía la pena dejarlo ser.
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: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :
FanfictionTaehyung viaja con su familia los Ángeles para ver a su abuela. Su hermano mayor Jimin, está contentísimo pues piensa conocer a su ídolo El joven y guapo cantante Joen Jungkook . A Taehyung le parece una idea ridícula y no entiende Jimin pues , siem...
CAP 14
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