: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 14

Taehyung lo miraba. Sentía su pecho calmo. Jungkook le tendía la mano. Y sin pensarlo, él la tomaba.

Cuando despertó, tenía el corazón latiendo demasiado rápido.

Se sentó en la cama, jadeando, con la respiración agitada y el rostro sonrojado.

—¿Qué… fue eso? —murmuró, llevándose la mano al pecho.

Pero no tenía respuestas. Solo nuevas preguntas.

Y esa sonrisa cuadrada, aún dibujada en sus recuerdos.

--- AL DÍA SIGUIENTE ---

El sol ya se había colado por las cortinas cuando Taehyung abrió los ojos.

La primera sensación fue… extraña. No dolor. No tristeza. Pero tampoco calma.

Era una especie de vacío tibio en el pecho. Una sensación de haber sentido algo muy fuerte y haberlo olvidado a medias. Se incorporó, frotándose el rostro con las palmas. Y entonces lo recordó.

El campo.
El sol.
La mano de Jungkook.
Su sonrisa.

Se quedó quieto, como si su propio recuerdo lo hubiera congelado.
Había soñado con él. No con Minho. No con alguna de sus pinturas. No con una historia absurda.
Con él.

No era la primera vez que soñaba con un chico, pero sí la primera vez que sentía que ese sueño tenía algo más… algo que tocaba una parte vulnerable y sincera dentro de él.

¿Qué me está pasando?

Se levantó sin ganas, caminando hacia el baño como si el suelo no fuera del todo real. Se lavó la cara y se miró al espejo.

Los ojos estaban un poco hinchados, y el cabello revuelto le daba un aire de niño cansado. Por un momento se quedó observando su reflejo en silencio.

—No te enamores —susurró en voz baja, como si pudiera detenerlo con palabras.

Bajó a desayunar solo. Jimin aún dormía y la abuela había salido temprano a misa. Comió pan con mermelada mientras escuchaba una playlist instrumental. El sonido del piano lo calmaba, le ayudaba a pensar… aunque hoy solo servía para revolver más las emociones.

Intentó pintar un rato, pero el pincel parecía pelear con sus dedos. Tomó su cuaderno y salió de casa.

Caminó sin rumbo fijo, con los auriculares puestos y una bufanda que apenas cubría su cuello. Las calles del barrio eran tranquilas a esa hora. Algunas familias en la acera, niños en bicicleta, hojas secas bailando al viento.

Y él, Taehyung, caminando entre todo eso, pero sin sentirse realmente parte de nada.

En una esquina se detuvo frente a una cafetería y se sentó en una banca. Abrió su libreta. Escribió:

“Es curioso cómo en tan pocos días alguien puede derrumbar la idea que tenías de él.
Y aún más curioso es cómo, en ese derrumbe, uno encuentra belleza.”

Suspiró. Cerró el cuaderno.

Recordaba los ojos de Jungkook cuando lo miraba en silencio. No eran ojos de fama ni de ego. Eran… cálidos. Humanos. Heridos también.

Recordó cuando jugaban con Bam.
Recordó su voz diciendo su nombre.

Se le hizo un nudo en la garganta.

Lo peor de todo era que no se sentía preparado para volver a sentir algo por alguien. Aún no se recuperaba de Minho. Su herida seguía cicatrizando. A veces, aún sangraba por dentro.
¿Y Jungkook? ¿Qué lugar ocupaba ahora en su cabeza? ¿Y por qué su corazón latía tan fuerte cuando pensaba en él?