Yoongi sonrió levemente.

—Somos amigos desde hace años. Casi hermanos.

—¡Wow! —exclamó Jimin—. ¡Debe ser increíble ser su amigo! Aunque imagino que también difícil... con toda la fama y eso.

—Sí... —admitió Yoongi, su expresión suavizándose—. A veces lo es. Jungkook tiene mucho peso sobre sus hombros que la gente no ve.

Jimin asintió lentamente, procesando esas palabras.

—Debe ser duro ser él —susurró.

—Más de lo que cualquiera podría imaginar —respondió Yoongi.

Se quedaron en silencio un momento, compartiendo una conexión tácita, un entendimiento silencioso.

Finalmente, Jimin sonrió tímidamente.

—¿Podríamos... vernos otra vez? —preguntó, su voz bajita pero decidida.

Yoongi lo miró, midiendo sus palabras.

—Me gustaría —respondió sinceramente.

Y con eso, el mundo pareció hacerse un poco más pequeño, un poco más cálido, entre ellos.

-- 1 HORA DESPUÉS --


La fiesta en el vecindario iba apagándose lentamente, como una vela consumida por la brisa nocturna. Los niños pequeños ya estaban dormidos en los brazos de sus padres, y las risas de los adultos se habían vuelto susurros nostálgicos.

Taehyung, recostado despreocupadamente contra un árbol, observaba a la distancia cómo su abuela, llena de energía a pesar de la hora, se despedía de algunos vecinos.

Una voz familiar lo sacó de sus pensamientos.

—¡Tae! ¡Jimin! ¡Hora de irnos! —gritó la señora entre aplausos y ademanes de despedida.

Taehyung se enderezó, echando una última mirada a su alrededor. No muy lejos, vio a Jimin reírse tímidamente junto a Yoongi. La escena le sacó una pequeña sonrisa.

—¡Vamos, mocosos! —bromeó la abuela.

Jimin, rojo hasta las orejas, se apresuró a despedirse de Yoongi.

—Fue muy divertido... espero verte pronto —balbuceó.

Yoongi sonrió de lado, ese tipo de sonrisa tranquila que parecía guardar un millón de secretos.

—Claro. No será la última vez.

Con una pequeña reverencia torpe y una risita nerviosa, Jimin se alejó corriendo hacia donde estaba su abuela. Yoongi lo siguió con la mirada, con una expresión inusualmente suave.

Taehyung se acercó también, y al pasar junto a su nuevo amigo, Jin —el chico con el que había hecho buenas migas esa noche—, chocó su puño contra el suyo en señal de despedida.

—Nos vemos, Jin. —le dijo con una sonrisa genuina.

—¡Cuando quieras, Tae! ¡Te enseñaré más del vecindario!

Con un último saludo, los tres —la abuela, Jimin y Taehyung— caminaron bajo la luz parpadeante de los faroles de la calle, hasta llegar a su casa.

---

La casa olía a jazmín, como siempre que su abuela abría las ventanas para que el aroma del jardín entrara. Jimin fue el primero en correr escaleras arriba, murmurando algo sobre cambiarse porque tenía calor. La abuela se quedó un rato ordenando las bolsas de dulces que les habían dado en la fiesta.

Taehyung, por su parte, se dejó caer sobre el sofá, suspirando profundamente.

Sacó su teléfono por puro reflejo, revisando sus notificaciones de la noche.
Fue entonces cuando lo vio.

Minho.

Su corazón dio un vuelco extraño.

El mensaje no era largo, pero bastó para hacer que todo su cuerpo se tensara.

> "¿Quién es el chico con el que subiste fotos esta noche?"

Taehyung sintió cómo una mezcla de rabia y tristeza le quemaba el pecho.
Minho... siempre tan desinteresado cuando estaban juntos, tan frío, tan lejano...
¿Y ahora tenía la audacia de escribirle porque había visto una simple foto?

Cerró los ojos, intentando que su respiración volviera a la normalidad.

No respondió.

No quería.

No sabía si podría soportar abrir otra herida justo ahora.

---

En el piso de arriba, Jimin, ya con pijama, soltó su teléfono en la cama y se dejó caer de espaldas, sonriendo tontamente por la noche que había tenido. Cerró los ojos, saboreando todavía el recuerdo de la voz de Yoongi, su risa, su mirada calmada.

Cuando el teléfono vibró a su lado, casi saltó.

Miró la pantalla, y su corazón dio un brinco:

" Número desconocido "

Con manos torpes, desbloqueó el celular.

> "¿Llegaste bien?"
> " Por cierto , agregame , soy Yoongi .

Jimin sonrió tan ampliamente que tuvo que taparse la boca para no gritar como un niño emocionado.

Escribió de inmediato:

> "¡Sí! Gracias por preguntar. ¿Tú también?"

La respuesta no tardó:

> "Todo bien. Me alegra saberlo."

Hubo un breve silencio digital, como si ninguno supiera qué decir ahora.

Hasta que Yoongi volvió a escribir:

> "Me caíste bien, Jimin."

Jimin sintió que el estómago le daba vueltas. Se mordió el labio inferior, su corazón golpeando con fuerza contra su pecho.

> "Tú también me caíste muy bien, Yoongi."

Se quedaron enviando mensajes cortos durante un rato, conversando sobre tonterías, sobre la fiesta, sobre el calor que hacía esa noche. Pequeñas palabras que, sin embargo, llenaban el vacío que ambos sentían.

---

Mientras tanto, en la sala, Taehyung miraba el techo en silencio.

La notificación del mensaje de Minho seguía encendida en su pantalla, como una herida abierta.

No entendía por qué se sentía así.

¿No era él quien había decidido seguir adelante? ¿No había pasado suficiente tiempo?

Pero el simple hecho de que Minho preguntara —de que, por una vez, mostrara interés— hacía que viejas emociones se removieran en su pecho.

Se abrazó a sí mismo, sintiendo la soledad treparle por la espalda como una sombra vieja.

Se preguntó si algún día lograría dejar de comparar a los demás con Minho.
Se preguntó si algún día dejaría de doler.

Y esa noche, Taehyung permitió que, en el silencio de su hogar, una lágrima resbalara por su mejilla sin intentar detenerla.

Porque a veces, incluso los corazones más fuertes necesitan romperse un poco para volver a sanar.

: ~~|•  DUMB MISTAKE •|~~ :Where stories live. Discover now