: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 11

"No sabía que tu nombre podía doler tanto..."
"No sabía que tu risa podía ser mi salvación y mi condena..."
"No sabía que podía querer lo que siempre me enseñaron a temer."

Al escribir esa última línea, sus dedos se detuvieron en seco.

La frase le cortó el aire.
Porque era verdad.
Porque, sin quererlo, sin buscarlo, estaba abriendo una puerta que siempre había mantenido cerrada.

Apoyó la frente sobre el teclado, derrotado.
Una parte de él quería borrar todo, pretender que nunca había pasado.
Pero otra parte, la más honesta, sabía que ya era demasiado tarde.
Que Taehyung ya había dejado una marca en él.

Finalmente, grabó el fragmento de la canción en su teléfono. No para compartirlo. No aún.
Sino para recordar que, por una vez, había sido sincero consigo mismo.

Apagó el teclado y se dejó caer en la silla, observando el techo como si en él pudiera encontrar respuestas.

"¿Y si realmente no soy quien creí que era?"
"¿Y si está bien no saberlo aún?"
"¿Y si... está bien sentirlo?"

Una sonrisa melancólica curvó sus labios, apenas un susurro de lo que solía ser su sonrisa pública.

Mañana seguiría sonriendo para las cámaras. Mañana volvería a ser Jungkook, el ídolo perfecto.

Pero esta noche, en la soledad de su pequeño estudio, era simplemente un chico de veintitantos años que escribía canciones para un chico que no sabía cómo encajar en su mundo.

Y, de algún modo, eso lo hacía sentir... libre.

Por primera vez en mucho tiempo.

Pero la noche se negaba a regalarle paz.

Jungkook miraba el techo de su habitación, el corazón latiendo con una inquietud que no lograba acallar.
Había escrito esa canción, había puesto en palabras sentimientos que no quería reconocer, y aun así, la confusión seguía comiéndoselo por dentro.

"Tengo que salir de aquí."
"Tengo que respirar."

Se levantó, poniéndose una sudadera con capucha y unas gafas oscuras, buscando pasar desapercibido. Cogió las llaves y salió de casa sin rumbo claro, sólo dejando que sus pies lo llevaran lejos de sus pensamientos... o al menos intentándolo.

Las calles de Los Ángeles parecían diferentes de noche.
Menos bulliciosas, más reales.
Se mezclaban luces de neón, el sonido lejano de un coche pasando, el murmullo constante de una ciudad que nunca dormía del todo.

Jungkook caminaba sin dirección, las manos metidas en los bolsillos, la mente nublada. Cada paso parecía pesado, como si cargara el peso de todas las expectativas, los miedos, las preguntas que no tenía cómo responder.

Y entonces, en medio de esa soledad, el destino volvió a hacer de las suyas.

Ahí estaba él.
Sentado en una banca de un pequeño parque, bajo la tenue luz de una farola parpadeante.

Kim Taehyung.

Jungkook se detuvo, congelado.

Taehyung parecía absorto, mirando su teléfono distraídamente, con una expresión tranquila pero también algo melancólica.
Llevaba un suéter holgado, las piernas estiradas frente a él, como si el mundo entero no le importara demasiado en ese momento.

"¿Debo acercarme?"
"¿Y si me rechaza?"
"¿Y si me ignora?"

Pero antes de que pudiera decidirlo, Taehyung levantó la vista... y sus miradas se encontraron.