: ~~|• DUMB MISTAKE •|~~ :

CAP 11

"¿Y si... no soy quien siempre pensé que era?"
"¿Y si ser 'normal' no significa lo que me enseñaron?"
"¿Y si..."

Sacudió la cabeza violentamente, como si pudiera despejar los pensamientos a la fuerza.

No. Él era Jungkook. El ídolo perfecto. El chico que todos amaban.

No podía permitirse fallar en eso también.

—Jungkook, tu próxima entrevista empieza en diez minutos —le recordó su mánager, sacándolo de su ensimismamiento.

Sonrió automáticamente, como había aprendido a hacerlo.

—Sí, vamos.

Y siguió caminando, con la espalda recta, la sonrisa en el rostro... mientras por dentro, el miedo y la confusión lo devoraban silenciosamente.

---- HORAS DESPUÉS ---

La noche caía sobre Los Ángeles con su usual mezcla de luces lejanas y cielos contaminados, pero desde la habitación de Jungkook todo parecía más gris que brillante.
La casa estaba en completo silencio, un silencio tan espeso que casi podía oír sus propios pensamientos, esos mismos pensamientos que había intentado evitar todo el día.

Se dejó caer en el sofá, aún con la chaqueta puesta. No había tenido fuerzas ni para cambiarse de ropa después de la jornada agotadora de entrevistas, ensayos y reuniones. El teléfono descansaba sobre la mesita, la pantalla negra. Sin notificaciones de trabajo. Sin mensajes de Taehyung.

Un suspiro escapó de sus labios.

"¿Por qué sigo pensando en él?"
"¿Por qué no puedo simplemente olvidarlo?"

Apretó los ojos, molesto consigo mismo. Se sentía patético. Débil.
Todo lo que su padre había dicho que no debía ser.

Se puso de pie con un impulso repentino, como si el movimiento pudiera ahuyentar su frustración, y caminó hacia el pequeño estudio que tenía improvisado en una habitación de la casa.
Era su refugio. Su lugar seguro.
Allí podía ser simplemente Jungkook, sin expectativas, sin cámaras, sin máscaras.

Se sentó frente al teclado, encendió una lámpara tenue y dejó que sus dedos tocaran algunas notas sueltas. Al principio, sin dirección. Sólo buscando algo, cualquier cosa que lo calmara.

Una melodía suave comenzó a surgir, melancólica, dulce... y, sin saber cómo, Taehyung apareció en su mente otra vez.
Su risa.
Su mirada intensa.
Su manera descuidada pero honesta de hablar.

Cada recuerdo encendía una chispa dentro de él que no sabía manejar.

De pronto, sin pensarlo, comenzó a tararear algo. Palabras sin forma, frases sueltas que nacían del pecho, donde guardaba todo lo que no podía decir en voz alta.

"¿Por qué apareces en mis sueños?"
"¿Por qué tu voz me sigue, incluso cuando no estás aquí?"
"¿Por qué siento que me pierdo, y a la vez me encuentro, en tus ojos?"

Se detuvo abruptamente, atónito.

Las palabras flotaban en el aire, demasiado sinceras, demasiado reveladoras.
Se pasó una mano por el cabello, frustrado.

"Esto no puede estar pasándome."
"No puede ser que esté escribiendo sobre él."

Se puso de pie, caminó de un lado a otro de la habitación como un animal atrapado, pero algo dentro de él lo empujaba de vuelta al teclado.
Una necesidad visceral.
Una urgencia que no podía entender ni controlar.

Con los ojos cerrados, dejó que su corazón guiara sus dedos. La melodía se hizo más clara, más profunda. Las palabras comenzaron a formar versos, versos que hablaban de anhelo, de confusión, de un sentimiento que crecía en silencio.